Las novelas referidas a la guerra han sido siempre temas de grandes escritores y han tenido seguidores en todas partes. Novelas rusas, españolas, norteamericanas, alemanas o inglesas, ellas han atestiguado la brutalidad de la guerra, del combate cuerpo a cuerpo, de los trastornos psicológicos que ocasionan o de las historias periféricas que se desarrollan paralelamente.
La
guerra y la paz, Slaughterhouse-Five,
All Quiet on the
Western Front, Gone with the Wind, Dr. Zhivago, Adiós a las Armas, The Red Badge of Courage, o
Bailén pueden mostrar la variedad de los temas elegidos por los escritores
para referirse a la guerra. Veamos…
No habíamos probado cosa alguna desde la noche anterior, y una parte del ejército ni aun en la noche anterior había comido nada. Pero este malestar era insignificante comparado con otro que desde la mañana principió a atormentarnos: la sed…
Algunas novelas
War
and Peace (1805) es una novela del autor ruso León Tolstoi,
considerada una obra central de la literatura y una de las mejores del autor.
Cuenta la historia de la invasión
francesa a Rusia y el impacto de
la era napoleónica en la sociedad zarista, a través de las historias de cinco
familias aristocráticas rusas.
… if you still try to defend the infamies and horrors perpetrated
by that Antichrist—I really believe he is Antichrist—I will have nothing more
to do with you…
Slaughterhouse-Five
(1969) es una novela de Kurt Vonnegut,
considerada un clásico de la literatura inglesa. Es una novela sobre la Segunda Guerra Mundial con viajes en el
tiempo.
Billy Pilgrim es capturado en combate en la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que Billy casi muera es el
resultado de una serie de eventos. Antes de que los alemanes capturen a Billy
este se encuentra con Roland Weary, quien lo critica por su falta de entusiasmo
por la guerra. Cuando Weary es capturado los alemanes le confiscan todo,
dándole zapatos de madera. Weary morirá de gangrena causada por los zapatos, en
Luxemburgo. Al morir, en un vagón
lleno de prisioneros, Weary convence a otro soldado que Billy es el culpable.
Este jura vengar la muerte de Weary…
All Quiet on the Western Front
Erich Maria Remarque
fue un hombre que lo ha visto todo: estuvo en la guerra, escapó de los Nazis, buscó refugio en los Estados Unidos, y ha escrito libros magníficos.
Esta vez presentamos All Quiet on the
Western Front…
This book is to be neither an accusation nor a confession, and least of
all an adventure, for death is not an adventure to those who stand face to face
with it. It will try simply to tell of a generation of men who, even though
they may have escaped (its) shells, were destroyed by the war.
We are at rest five miles behind the front. Yesterday we were relieved,
and now our bellies are full of beef and haricot beans…
Remarque |
La clásica novela de Margaret Mitchell, Gone with the Wind.
En esta introducción Scarlett y los
mellizos Tarleton comparten algunos
momentos en Tara…
Scarlett O'Hara was not beautiful, but men seldom realized it when caught
by her charm as the Tarleton twins were.
In her face were too sharply blended the delicate features of her
mother, a Coast aristocrat of French descent, and the heavy ones of her florid
Irish father. But it was an arresting
face, pointed of chin, square of jaw.
Her eyes were pale green without a touch of hazel, starred with bristly
black lashes and slightly tilted at the ends. Above them, her thick black brows
slanted upward, cutting a startling oblique line in her magnolia-white
skin--that skin so prized by Southern women and so carefully guarded with
bonnets, veils and mittens against hot Georgia suns…
El capítulo uno de Doctor Zhivago, de Boris Pasternak,
resumido a continuación con algunos párrafos en inglés.
El niño, Yura, llora en la tumba de su madre. Habían viajado varias veces
a Europa para tratar de curarla, pero había sido en vano. Recuerda las veces
que se mencionara su apellido, Zhivago, el de los ricos, el de las propiedades,
el del lujo. Ahora era pobre. Su padre había dilapidado la fortuna de la
familia y no habían querido decirle que los había abandonado. Siempre estaba de
viaje, siempre lejos de la familia...
Dos sargentos desobedecen las órdenes y el oficial
les dispara. Nadie cuestiona esa acción y siguen como si nada grave hubiera
pasado. Muertos por sus propios camaradas. Lo absurdo de la guerra. Del clásico
de la literatura inglesa Adiós a las
Armas, de Ernest Hemingway
Los dos ingenieros ya estaban en el asiento junto a Bonello. Las chicas
comían queso y manzanas. Aymo estaba fumando. Empezamos a andar por el estrecho
camino. Miré de nuevo a los dos coches que venían y a la granja. Era una linda
casa de piedra sólida, baja y el hierro del pozo era muy bueno. Delante de
nosotros el camino era estrecho y lleno de barro y había arbustos altos a cada
lado. Detrás, los coches estaban siguiéndonos de cerca…
Los soldados esperan entran en acción en cualquier
momento, aunque los días pasan rutinariamente. Del clásico The Red Badge of Courage de Stephen Crane…
The cold passed reluctantly from the earth, and the retiring fogs revealed
an army stretched out on the hills, resting. As the landscape changed from
brown to green, the army awakened, and began to tremble with eagerness at the
noise of rumors. It cast its eyes upon the roads, which were growing from long
channels of liquid mud to proper thoroughfares. A river, amber-tinted in the
shadow of its banks, flowed at the army's feet; and at night, when the stream
had become of a sorrowful blackness, one could see across it the red, eyelike
gleam of hostile camp-fires set in the low tops of distant hills…
Es el momento del tronar de los cañones. Napoleón manda en Europa y los españoles se defienden como pueden. Un testigo del
combate de Bailén detalla el
encuentro entre carne y cañón en la locura de la guerra, en algunos párrafos de
Bailén de Benito Pérez Galdós.
… Eran las seis de la mañana y el calor principiaba a dejarse sentir con
mucha fuerza. Sentíamos ya en las espaldas aquel fuego que más tarde había de
hacernos el efecto de tener por medula espinal una barra de metal fundido. No
habíamos probado cosa alguna desde la noche anterior, y una parte del ejército
ni aún en la noche anterior había comido nada. Pero este malestar era
insignificante comparado con otro que desde la mañana principió a
atormentarnos: la sed, que todo lo destruye, alma y cuerpo, infundiendo una
rabia inútil para la guerra, porque no se sacia matando. Es verdad que de
Bailén salían en bandadas multitud de mujeres con cántaros de agua para
refrescarnos…
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