domingo, 13 de agosto de 2017

El mensaje vital

“El mensaje vital” (The Vital Message) es un ensayo, escrito por Arthur Conan Doyle. Fue publicado por primera vez en Gran Bretaña en 1919.

Conan Doyle reflexiona sobre los horrores que se vivieron durante su vida (guerras, masacres,) que le llevan a preguntarse si no tendrá que ver con la búsqueda del hombre, con lo espiritual. Cuestiona a la iglesia, que bendijo el cuerpo muerto de Leopoldo de Bélgica, pero nunca reclamó por su maldad en los sufrimientos de los habitantes del Congo (a los que explotó). También señala a la Rusia imperial que no detuvo los ataques contra los judíos en los Pogroms; y a la Turquía de principios del siglo 20, que permitió ataques a sus diferentes comunidades.

Arthur Conan Doyle puede haber estado dolido por la muerte de su hijo en la Primera Guerra Mundial, pero se nota que estuvo muy bien informado del mundo en que vivía, de las tragedias pasadas y de los momentos históricos que convulsionaron al mundo.

Más abajo un pequeño párrafo sobre el rey Leopoldo de Bélgica (que, entre nosotros, no fue más que un cochino ladrón)…

 

… Piensen en la condición de Rusia durante aquel tiempo, con su brutal aristocracia y su borracha democracia… Piensen en la figura de Leopoldo de Bélgica, un diablo encarnado, que por motivos de voracidad llevó adelante asesinatos y torturas… Piensen en Turquía y las recurrentes masacres de sus comunidades… Piensen en el cruel trabajo de las fábricas en todas partes…  Piensen en la voluptuosidad de muchos ricos, la brutalidad de muchos pobres, la superficialidad de muchos que están de moda, la frialdad e insensibilidad de la religión…

The Vital Message
1st US edition

 

… Ha sido nuestro destino, entre todas las generaciones de la humanidad, el enfrentar las más horribles calamidades que recayeran sobre el mundo. Hay algo que no se puede negar, y no debería ser pasado por alto, porque una importante deducción surge inmediatamente. La deducción es que nosotros, que hemos provocado los dolores, deberemos también aprender la lección que intentaron transmitir. Si no lo aprendemos, entonces ¿cuándo lo aprenderemos, ya que no puede haber nunca más tal preparación espiritual para la semilla? Si nuestras almas, cansadas y torturadas durante estos cinco terribles años de auto sacrificio y suspenso, no pueden mostrar cambios radicales, entonces ¿qué almas responderán a un fresco influjo de inspiración divina? En ese caso el estado de la raza humana será en verdad sin esperanzas, y nunca habrá ninguna perspectiva de mejora.

¿Por qué fue esta tremenda experiencia forzada sobre la humanidad? Seguramente el pensador superficial imagina que el gran Diseñador de todas las cosas ha puesto a todo el planeta en fermento, y llevó a cada nación al agotamiento, para mover esta o aquella frontera, o para formar alguna combinación nueva en el caleidoscopio de naciones. No, las causas de la convulsión son más profundas que eso. Son esencialmente religiosas, no políticas. Yacen mucho más profundas que las peleas nacionales del día. De aquí a mil años esos resultados nacionales pueden importar poco, pero el resultado religioso será el que domine al mundo. Ese resultado religioso es la reforma de la decadente cristiandad de hoy en día, su simplificación, purificación y refuerzo por los hechos de la comunión del espíritu y del claro conocimiento de lo que hay más allá de la muerte. El shock de la guerra significó el elevarnos la sinceridad mental y moral, el darnos el coraje para destruir engaños venerables, y forzar al ser humano a darse cuenta y usar la vasta nueva revelación que ha sido claramente expresada y abundantemente probada, por todos los que examinan los preceptos y pruebas con una mente abierta.

Consideremos las horribles condiciones del mundo antes de que éste rayo lo golpeara. ¡Alguien podría, volviendo siglos atrás y examinando las maldades del hombre, encontrar algo que se compare con la historia de las naciones durante los últimos veinte años! Piensen en la condición de Rusia durante aquel tiempo, con su brutal aristocracia y su borracha democracia, sus asesinatos de ambos lados, sus horrores siberianos, sus ataques a los judíos, y su corrupción.

Piensen en la figura de Leopoldo de Bélgica, un diablo encarnado que por motivos de voracidad llevó adelante asesinatos y torturas a través de una parte de África, y sin embargo fue recibido en cada corte, y fue enterrado después de una oración de un cardenal de la Iglesia Católica –una iglesia que ni siquiera una vez elevó su voz contra su diabólica carrera.

Consideren crímenes similares en el Putumayo, donde capitalistas británicos, sino culpables del horror, pueden al menos no ser inocentes de haberlos ignorado por su letargo y confianza en los agentes locales.

Piensen en Turquía y las recurrentes masacres de sus comunidades.

Piensen en el cruel trabajo de las fábricas en todas partes, donde el trabajo asumió una forma diferente y más antinatural que el viejo trabajo en los campos.

Piensen en la voluptuosidad de muchos ricos, la brutalidad de muchos pobres, la superficialidad de muchos que están de moda, la frialdad e insensibilidad de la religión, la ausencia de algún impulso profundo, verdaderamente espiritual.

Piensen, sobre todo, en el organizado materialismo de Alemania, la arrogancia, la frialdad, la negación de todo lo que uno podría asociar con el espíritu vivo de Cristo como es evidente en las palabras de obispos católicos, como Hartmann de Colonia, como en aquellos pastores luteranos.

Pongan todo esto junto y digan si el ser humano alguna vez ha presentado un aspecto más horrible. Cuando tratamos de encontrar las cosas más brillantes son principalmente donde la civilización, como parte de la religión, ha construido necesidades para la comunidad, tales como hospitales, universidades, y organizó las caridades, tan conspicuo en el Japón Budista como en la Europa cristiana. No podemos negar que ha habido mucha virtud, mucha gentileza, mucha espiritualidad en los individuos. Pero las iglesias fueron cascaras vacías, que no contuvieron alimento espiritual para la humanidad y han dejado de influenciar en sus acciones, excepto en la dirección de las formas utilitarias

Esta no es una pintura exagerada. ¿No podemos ver, entonces, cuál fue la razón interna de la guerra? ¿No podemos entender que fue necesario sacudir a la humanidad de los chismes, reuniones y la adoración de la espada, y de las borracheras de los sábados por la noche, y de los egoísmos políticos y objeciones religiosas; despertarlos y que se den cuenta que se paran sobre el filo de un cuchillo entre dos terribles eternidades…? (Traducción y adaptación propia de The Vital Message, de Arthur Conan Doyle)

Para saber

Leopoldo de Bélgica (1835 – 1909): rey de Bélgica, explotó el Congo como una propiedad privada, usando grandes sumas de dinero de ésta explotación para construcciones públicas y privada en Bélgica. Leopoldo extrajo una fortuna del Congo inicialmente con el marfil y, después con la goma, con trabajos forzados de los nativos.

 

Leopold II of Belgium
A political cartoon pilloriyng Leopold´s affair with Caroline Lacroix

Leopold was the founder and sole owner of the Congo Free State, a private project undertaken on his own behalf. He used explorer Henry Morton Stanley to help him lay claim to the Congo, an area now known as the Democratic Republic of the Congo. Millions of Congolese inhabitants, including children, were mutilated, killed or died from disease during his rule. He ran the Congo using the mercenary Force Publique for his personal enrichment. Failure to meet rubber collection quotas was punishable by death. Meanwhile, the Force Publique were required to provide the hand of their victims as proof when they had shot and killed someone…

 

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Fuentes

The Vital Message, The Arthur Conan Doyle Encyclopedia

 

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