lunes, 16 de mayo de 2016

El retrato de Dorian

Donde Basil, el artista, y Henry, su millonario amigo, conversan en el estudio. Basil le comunica que no expondrá su retrato en la galería. Del autor irlandés, Oscar Wilde, unos párrafos de El Retrato de Dorian Gray.

 

El feo y el estúpido tienen lo mejor de éste mundo. Pueden sentarse cuando…

Oscar Wilde by Napoleon Sarony
Oscar Wilde

Párrafos

… —Te vas a reír de mí – respondió —pero realmente no puedo exhibirla. He puesto demasiado de mí mismo.

Lord Henry se tendió en el diván y rió.

—Sí, sabía que te reirías, pero de todos modos es cierto.

— Demasiado de ti mismo, ¡por dios, Basil! No sabía que eras tan vano, y realmente no puedo ver ninguna semejanza entre tú, con tu dura cara y el pelo negro como carbón, y este joven Adonis, que parece hecho de marfil y hojas de rosas. Mi querido Basil, él es un narciso, y tú, bueno, por supuesto que tienes una expresión intelectual y todo eso. Pero la belleza, la verdadera belleza, termina donde empieza una expresión intelectual. El intelecto es en sí mismo un modo de exageración y destruye la armonía de toda la cara. Al momento en que uno se sienta a pensar, se convierte en todo nariz, o todo frente, o algo horrible. Mira a los hombres exitosos en cualquiera de las profesiones liberales. Cuán perfectamente horribles son, excepto, por supuesto, en la iglesia. Pero en la iglesia no piensan. Un obispo sigue diciendo a los ochenta lo que le dijeron que diga cuando era un muchacho de dieciocho años, y como consecuencia natural siempre se ve absolutamente delicioso. Tu misterioso joven amigo, cuyo nombre nunca me has dicho, pero cuya imagen realmente me fascina, nunca piensa. Me siento bastante seguro de eso. Es una criatura hermosa sin cerebro que debería estar siempre aquí en invierno, cuando no hay flores a la vista, y siempre aquí en verano, cuando queremos algo para enfriar nuestra inteligencia. No te hagas ilusiones, Basil, no eres en lo más mínimo como él.

Florence Balcombe, former Wilde´s girlfriend
Florence Balcombe

— No me entiendes, Harry — contestó el artista. — Desde luego que no soy como él. Lo sé. En realidad, sentiría parecerme a él. Te digo la verdad. Hay una fatalidad acerca de toda distinción física e intelectual. Esa clase de fatalidad que parecen cargar a lo largo de la historia los vacilantes pasos de los reyes. Es mejor no ser diferente a nuestros pares. El feo y el estúpido tienen lo mejor de éste mundo. Pueden sentarse cuando quieran. Si no saben nada de las victorias están al menos librados de saber de las derrotas. Viven como todos nosotros deberíamos hacerlo, imperturbables, indiferentes y sin sobresaltos. No traen ruina sobre los demás o sobre ellos mismos. Tu riqueza, Harry; mi inteligencia, mi arte, sea lo que sea que valgan; la elegancia de Dorian Gray – todos vamos a sufrir por lo que los dioses nos dieron, vamos a sufrir terriblemente.

— ¿Dorian Gray? ¿Ese es su nombre? – preguntó Lord Henry, caminando por el estudio hacia Basil Hallward.

— Sí, ese es su nombre. No quería decírtelo.

— Pero, ¿por qué no?                           

— No lo puedo explicar. Cuando me gustan las personas mucho, nunca digo sus nombres a otros. Es como rendir una parte de ellos. Me acostumbré a amar el secreto. Parece ser lo único que puede hacer la vida moderna misteriosa o maravillosa para nosotros. Lo más común es delicioso si solo se lo esconde. Cuando salgo de la ciudad nunca les digo a las personas donde estoy yendo. Si lo hiciera perdería todo mi placer. Es un tonto hábito, diría, pero parece traer mucho de romance a la vida. Supongo que parezco un tonto.

—Para nada – contestó Lord Henry – para nada, mi querido Basil. Pareces olvidar que estoy casado y un encanto del matrimonio es que hace del engaño algo absolutamente necesario para ambas partes. Nunca sé dónde está mi mujer y mi mujer no sabe qué estoy haciendo. Cuando nos encontramos, nos encontramos ocasionalmente, cuando cenamos juntos o vamos al duque, nos contamos las más absurdas historias con las caras más serias. Mi esposa es muy buena para esto, mucho mejor que yo. Nunca confunde las fechas y yo siempre lo hago. Pero cuando ella me descubre no hace ningún lío. Algunas veces quisiera que lo hiciera pero ella solo se ríe de mi… (The Picture of Dorian Gray, de Oscar Wilde. Traducción propia)

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