Johnny Got His Gun (Johnny tomó su fusil, en castellano) fue escrita por Dalton Trumbo, el escritor norteamericano perseguido por pensar diferente durante el macartismo.
La novela es antibélica
y te hace pensar desde el otro lado: no desde las jubilosas marchas de
gallardos soldados al combate, sino desde el soldado mutilado que pierde todas
las esperanzas.
Y es que toda guerra es brutal, nada heroica ni
gallarda ni buena. Ojalá todas las guerras terminen y la gente pueda dedicarse
a hacer su vida. Que los conflictos en Ucrania terminen, y en Siria y en
Turquía, y en Irak, y en tantos otros lugares.
Más abajo unos datitos del libro, Johnny Got His Gun, y la introducción de Trumbo a su historia.
El
argumento
Joe
Bonham, un joven soldado que sirve al ejército
estadounidense en la Primera Guerra
Mundial, se despierta en la cama de un hospital después de haber sido
alcanzado por la explosión de un obús. Gradualmente se da cuenta de que ha
perdido sus brazos, piernas, y toda su cara, quedando completamente
inmovilizado y completamente sordo, mudo y ciego, reducido solo a tacto
limitado, si bien su cerebro funciona perfectamente; esto lo deja prácticamente
prisionero de su propio cuerpo, en un largo monólogo.
A partir de esta idea imaginen el resto de la
historia.
Contexto
La novela está inspirada en artículos sobre dos
hombres con heridas graves sobre los que Trumbo
leyó: la visita al hospital de Eduardo,
Príncipe de Gales, a Curley Christian,
considerado el primer y único soldado canadiense en la Primera Guerra Mundial que sufrió una amputación cuádruple, y un Mayor británico cuyo cuerpo sufrió daños
tan horribles que fue reportado como desaparecido a su familia. La familia
descubrió la verdad años después de su muerte en el hospital.
Publicación
Publicado en marzo de 1940 por el Partido Comunista de los Estados Unidos, al que pertenecía Trumbo, el libro se convirtió en
"un punto focal para la izquierda" que se había opuesto a la
participación de Estados Unidos en la Segunda
Guerra Mundial.
Oposición a la entrada de Inglaterra a la Segunda Guerra Mundial
Introducción
… Johnny tuvo diferentes significados para tres
diferentes guerras. El significado presente es lo que cada lector concibe y
cada lector es gloriosamente diferente y también cambiante.
Los Ángeles.
25 de marzo de 1.959
Addendum: 1970
Once años más tarde. Los números nos han
deshumanizado. Sobre el café del desayuno leemos que 40.000 norteamericanos murieron
en Vietnam. En lugar de vomitar nos servimos la tostada.
Una ecuación: 40.000 jóvenes muertos = a 3.000
toneladas de huesos y carne, 124.000 libras de cerebro, 50.000 galones de
sangre, 1.840.000 años de vida que ya no vivirán, 100.000 chicos que ya no
nacerán. (La última cifra la podemos soportar ya hay demasiados niños
hambrientos en el mundo).
¿Gritamos en la noches cuando afecta nuestros sueños?
No. No soñamos acerca de ello porque no pensamos acerca de ello. Y no pensamos
acerca de ello porque no nos interesa. Estamos mucho más interesados en la ley
y el orden, para que las calles norteamericanas sean seguras, mientras
transformamos las de Vietnam en ríos de sangre, mientras forzamos a nuestros
hijos a elegir entre una prisión aquí o un cajón allí.
Si los muertos no significan nada para nosotros (excepto
el fin de semana del Memorial Day cuando las carreteras están llenas de
surfistas, nadadores, esquiadores, acampantes, cazadores, pescadores,
futbolistas) qué acerca de los 300.000 heridos? ¿Alguien sabe dónde están? ¿Cómo
se sienten? ¿Cuántos brazos, piernas, orejas, narices, bocas, caras y penes han
perdido? ¿Cuántos están sordos, mudos o ciegos, o las tres cosas? ¿Cuántos han
quedado amputados? ¿Cuántos quedarán inmóviles por el resto de sus vidas? ¿Cuántos
han quedado descerebrados respirando lentamente en cuartos pequeños y oscuros?
Escriban a las fuerzas armadas y sorpréndase de las
cosas que no saben. Una agencia reportó 726 admisiones para amputaciones desde
enero de 1.965. Otros reportaron 3.000 desde el comienzo del año fiscal de
1.968. El resto es silencio.
Las estadísticas médicas de las fuerzas armadas
dejaron de publicarse en 1.954. O al gobierno no le interesa o, en las palabras
de un investigador, “los mismos militares mientras están seguros de cuantas
bombas han tirado no lo están respecto de las piernas y brazos que sus hombres
han perdido.”
Proporcionalmente Vietnam nos ha dado ocho veces más
paralíticos que la Segunda Guerra Mundial.
Pero los números no nos interesan. Nos alejamos,
desviamos la mirada. “¿Por qué tendría que interesarme? No es mi culpa”. Si lo
fue, por supuesto, pero no importa. Los muertos esperan. Tenemos un sueño que seguir
y debemos seguirlo antes de que acabe el día.
Dalton Trumbo
Los Ángeles
3 de enero de 1.970
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