viernes, 7 de abril de 2017

Un drama en los mares del sur

El padre Kirshner recuerda el momento cuando decide hacerse cura, la desilusión de su gente, de los que lo conocieron. Había sido parte de un grupo de soldados en la guerra mundial. Ahora había construido con sus propias manos una misión. Su vista no era la de antes y aún con esos binoculares no alcanzaba a ver como antes. Ahora está en Nueva Guinea, con calor, en medio de la jungla. De Errol Flynn: Un drama en los mares del sur.

Más abajo ponemos algunos datos de Zeiss, inventor de los binoculares.

 

… sonrió nuevamente al recordar la consternación que causara en su regimiento, ya en víspera de la guerra mundial, cuando hizo conocer su decisión. ¡Un misionero! Serias dudas surgieron en cuanto a su estado mental…

 

Introducción

Un drama en los mares del sur (Showdown) es una novela del tasmano Errol Flynn. Fue publicada en 1946. Flynn aprovecha su experiencia trabajando en Nueva Guinea (cerca de Australia) de joven para escribir esta novela.

 

Párrafos

… El padre Kirshner se acomoda en el pequeño bote y trata de no moverse demasiado para no provocar que el sudor caiga por su barba y le provoque comezón, en aquella jungla de calor y mosquitos de Nueva Guinea. Observa a través de sus lentes la costa al frente, con su vegetación y animales. Su vista ya no es la misma: antes podría haber identificado cualquier animal que se moviera a la misma distancia. Recuerda la primera misión que construyera hace veinte años en un lugar infectado de enfermedades y cómo una tormenta la destruyera en un santiamén. Busca entre sus cosas: una armónica, el 45, que deja a mano, la manzana para la hermana Alicia, que ya no tiene demasiada vida.

Desfiló ante sus ojos, como un film cinematográfico, la pompa circundante de la corte del joven Guillermo, cuando era oficial en un aristocrático regimiento ulano.

Y luego, repentinamente, una sensación sui-generis de inutilidad, un desagrado hacia su propia clase, cuya vida involucraba solamente bienes materiales y filosofía de fuerza y la convicción íntima y sincera de que la existencia debía tener un objetivo distante de todo interés personal.

La lección de Cristo podía haberse perdido pero aun cabía hacer algo.

El padre Kirshner sonrió nuevamente al recordar la consternación que causara en su regimiento, ya en víspera de la guerra mundial, cuando hizo conocer su decisión. ¡Un misionero! Serias dudas surgieron en cuanto a su estado mental particularmente en el seno familiar cuando en gesto que juzgaron enfermizo, entregó todos sus bienes a la iglesia.

Poco después zarpaba para los mares del sud.

Mucho tenía que agradecer a su amable destino el que ni siquiera la iglesia había lamentado su decisión.

Levantó nuevamente su binocular, sopló sobre los lentes, los limpió con el borde de su sotana. Qué extraña, pensó, la actitud del japonesito perlero al ver los anteojos. ¡Ah! Un Zeiss, había dicho en un perfecto alemán, aspirando el aire entre los dientes:

—Yo tengo un par de la misma clase, el mejor de todos. Y sacó unos semejantes a los del padre pero un modelo más moderno y más costoso. No solamente llamo la atención del padre el que hablara un alemán tan perfecto, sino el que un simple pescador de perlas poseyese un objeto tan caro. Estos japoneses… una raza tan rara, insondable y aún más aventurera que la china. Un gran número de japoneses han salido últimamente de las islas Carolina y Marshall hacia lo que era anteriores territorio alemán.

De pronto Vetoma que había estado canturreando una monótona canción nativa, soltó un instante los remos y dijo con voz natural, dirigiendo su índice hacia adelante:

—Hay un hombre en la costa.

El padre Kirshner levantó los anteojos.

—Hay fuego también —añadió Vetoma suavemente.

El misionero enfocó los prismáticos nerviosamente. —los ojos de Vetoma no se han estropeado con la lectura, por eso son tan buenos —pensaba con envidia. No quería admitir ni para sí que la edad tenía algo que ver con eso. Aun con anteojos le costaba distinguir la fina columna de humo que se elevaba en el aire…” (Párrafos de Un drama en los mares del sur, de Errol Flynn.)

 

Cover of Showdown, by Errol Flynn. 1946 edition
Showdown, edición de 1946

Para saber

Carl Zeiss fue un fabricante alemán de sistemas ópticos, de medidas industriales e instrumental médico. El primer taller fue fundado en Jena (Alemania) en 1846. Junto a Ernst Abbe y Otto Schott construyeron una base para ópticas modernas y manufacturas.

First workshop of Carl Zeiss in the center of Jena, c. 1847
Taller de Carl Zeiss


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