Tom
Wolfe habla sobre los
intelectuales, sobre el caso Dreyfus,
el cronista y el empezar a escribir
ficción. Siempre es interesante escuchar hablar a Tom Wolf. Ponemos un poco de su vida y después a la entrevista del Times.
En vocabulario encontramos: evenhandedness.
Un intelectual se alimenta de la indignación y
realmente no puede vivir con ella. El ejemplo perfecto es…
El autor
Tom
Wolfe es un autor y periodista norteamericano, más conocido por su asociación e influencia sobre
el movimiento literario New Journalism,
en el cual las técnicas literarias son usadas extensivamente y los valores de
la objetividad periodística y la imparcialidad son rechazados.
Alcanzó prominencia en los sesenta con las
publicaciones de su libro The Electric
Kool-Aid Acid Test, y dos colecciones de artículos y ensayos Radical Chic & Mau-Mauing the Flak
Catchers y The Kandy-Kolored
Tangerine-Flake Streamline Baby.
Su primera novela, The Bonfire of the Vanities, publicada en 1987, fue recibida con
buenas críticas y alcanzó el éxito comercial.
En diciembre de 1956 Tom Wolfe tomó un trabajo como reportero en el Springfield Union. Este fue el comienzo de una carrera de diez años
como periodista. En 1960 sirvió como corresponsal para América Latina del Washington
Post y ganó un premio por su cobertura de la situación en Cuba.
Vocabulario
… literary techniques are used extensively and
traditional values of journalistic objectivity and evenhandedness
are rejected… (Impartiality)
Evenhandedness:
(as in neutrality) lack of favoritism toward one side or another.
Entrevista en el Times
—Te describes a ti mismo como un cronista. ¿Qué es
eso exactamente?
—Balzac disfrutaba decir: “Soy el secretario de la
sociedad francesa”… él toma nota de lo que está pasando en la sociedad. Si
estoy trabajando bien, soy el primero en traer las noticias…
— ¿Quiénes son intelectuales?
—Un intelectual se alimenta de la indignación y
realmente no puede vivir con ella. El ejemplo perfecto es Noam Chomsky. Cuando
Chomsky era simplemente el más excitante lingüista en el país, nunca se habló
de él como un intelectual americano. No fue considerado un intelectual hasta
que denunció la guerra en Vietnam, de la cual no sabía nada. Luego se convirtió
en uno de los líderes de la intelectualidad. Un intelectual es una persona que
sabe de un campo pero habla solo de otros.
Todo esto fue comenzado sin intención por mi gran
ídolo, Émile Zola, en el
caso Dreyfus. Zola era un
novelista extremadamente popular. Un escritor popular de ficción no había sido
considerado una persona intelectual antes, pero en el caso Dreyfus él y Anatole
France, y otros que trataban de defender a Dreyfus fueron señalados por Clemenceau
como “los intelectuales”. El término nunca había sido usado de esa forma antes,
queriendo decir de la gente que vive de su labor intelectual. Ese fue el
término de Clemenceau.
Cuando Zola
escribió su manifiesto, J´accuse…! apareció
en la tapa de un diario. Las 300.000 copias del diario se vendieron en la
tarde. De pronto el mundo de los escritores y maestros se dieron cuenta que era
posible para un simple escritor ser llamado intelectual y ser considerado
importante.
Marshall McLuhan dijo una vez que la indignación
moral es una estrategia estándar para dotar al idiota con dignidad. Pienso que
eso es bastante cierto estos días.
También significó, el ejemplo de Zola, que el intelectual está realmente
sobre el gobierno. No significa que odia a su país o a su gobierno. Significa
que lo mira desde una gran altura, y se ha elevado a esa altura por la
indignación. Sin eso es imposible ser un intelectual o ser tomado en serio…
—Después de graduarte te hiciste periodista. ¿Cuándo
empezaste a escribir ficción?
—Eso vino mucho después. Salí de la universidad y como
muchos que quieren ser escritores, asumí que eventualmente escribiría novelas.
Por lo que hice algo que era común antes de la Segunda
Guerra Mundial. Me hice periodista como una forma de escribir.
Después me enamoré de eso.
Tienes hermosos pequeños status cada día. Aquí está
la línea de no pasar de la policía y puedes atravesarla. Tu tarjeta de prensa
te puede llevar casi a cualquier lugar.
Finalmente llegué a Nueva York, que era mi objetivo. Trabajé en el New York Herald Tribune y después vino la huelga de 1962. Todos los
diarios estaban en huelga y duró por meses. Para vivir empecé a escribir en las
revistas y me interesé en lo que fue llamado New Journalism, que era muy similar al periodismo que Stephen
Crane hizo en 1890…
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Fuentes
Tom Wolfe,
Wikipedia
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