"Fenimore
Cooper's Literary Offenses" es un ensayo de 1895 de Mark
Twain, escrito como una sátira y crítica a los escritos de James Fenimore Cooper.
Basándose en ejemplos de The
Deerslayer y The Pathfinder
de Cooper's Leatherstocking Tales,
el ensayo afirma que Cooper es
culpable de escritura tediosa, mala trama, inconsistencias obvias, clichés
usados en exceso, caracterizaciones superficiales y una serie de "ofensas" similares.
El ensayo es característico del estilo mordaz y
satírico de Twain, una forma que también
había usado para ridiculizar a otros autores como Oliver Goldsmith, George
Eliot, Jane Austen, y Robert
Louis Stevenson.
Más abajo les pongo los links para leer el ensayo en inglés
y escucharlo en el mismo idioma. ¡Todo gratis, señores!
Una favorita era hacer que el mocasín de una persona se posicionara en las
huellas de otra y de esa manera ocultar su rastro. Otra estrategia que sacaba
de su arcón con frecuencia era la de la rama rota. Amaba su rama rota…
… El arte de Cooper tiene algunos defectos. En un lugar de 'Deerslayer', y en el espacio restringido de dos tercios de una página, Cooper ha cometido 114 delitos contra el arte literario de un total de 115. Rompe el récord.
Hay diecinueve reglas que gobiernan el arte
literario en el dominio de la ficción romántica. En Deerslayer Cooper violó dieciocho de ellos. Estos dieciocho
requieren:
1. Que un cuento logre algo y llegue a alguna parte.
La historia de Deerslayer no logra
nada.
2. Que los episodios de un cuento sean partes
necesarias del cuento y contribuyan a su desarrollo. Pero como el cuento de Deerslayer no es un cuento, no logra
nada y no llega a ninguna parte. Los episodios no tienen un lugar legítimo en
la obra, ya que no tenían nada que desarrollar.
3. Que los personajes de un cuento estén vivos,
excepto en el caso de los cadáveres, y que siempre el lector pueda distinguir
los cadáveres de los demás.
4. Que los personajes de un cuento, tanto muertos
como vivos, exhiban una excusa suficiente para estar allí.
5. Que cuando los personajes de un cuento conversen,
la conversación suene como una conversación humana y sea como los seres humanos
probablemente hablarían en las circunstancias dadas.
6. Que cuando el autor describa el carácter de un
personaje en su relato, la conducta y conversación de ese personaje justifique
dicha descripción.
7. Que cuando un personaje hable como alguien
ilustrado, no hable como un juglar negro al final.
8. Que no se juegue con el lector con estupideces
obtusas como "el oficio del leñador, el delicado arte del bosque", ni
por parte del autor ni por la gente del cuento.
9. Que los personajes de un cuento se limiten a las
posibilidades y dejen en paz a los milagros; o, si se aventuran a hacer un
milagro, el autor deba exponerlo de manera tan plausible que parezca posible y
razonable.
10. Que el autor haga que el lector sienta un
profundo interés por los personajes de su relato y por su destino; y que hará
que el lector ame a las buenas personas del cuento y odie a las malas.
11. Que los personajes de un cuento estén tan
claramente definidos que el lector pueda decir de antemano qué hará cada uno en
una emergencia determinada.
12. Que diga lo que se propone decir, no simplemente
acercarse.
13. Que use la palabra correcta, no su prima
segunda.
14. Que evite el exceso.
15. Que no omita detalles necesarios.
16. Que evite el desorden de forma.
17. Que use buena gramática.
18. Que emplee un estilo sencillo y directo.
… el don de Cooper
respecto de la inventiva no era una de sus cualidades más fuertes. Pero gustaba
de trabajarla, estaba complacido con sus efectos y en realidad hacía bastantes
cosas dulces con ella. En su pequeña caja de efectos tenía seis u ocho astutas
estrategias, trucos, y artificios para sus salvajes y aventureros, para engañar
el uno al otro, y nunca estaba más feliz que cuando estaba trabajando con estas
inocentes cosas. Una favorita era hacer que el mocasín de una persona se
posicionara en las huellas de otra y de esa manera ocultar su rastro. Otra
estrategia que sacaba de su arcón con frecuencia era la de la rama rota. Amaba
su rama rota y la trabajaba con frecuencia. Es un descanso en cualquiera de sus
libros cuando alguien no pisa una rama seca y alarma a nativos y criollos en
cientos de yardas a la redonda. Cada vez que un personaje de Cooper está en peligro y el silencio
absoluto vale cuatro dólares por minuto, se asegura que pise una rama seca.
Deben de haber cientos de cosas más a mano que pisar una ramita pero eso no
satisfaría a Cooper. Requiere que su
personaje la busque y si no puede hacerlo, vaya y tome prestada una. En
realidad Leather Stocking Series
debió haberse llamado Broken
Twig Series… (Extracts from Fenimore Cooper´s Literary Offences
by Mark Twain.
Project Gutenberg)
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De la web
Fenimore Cooper´s Literary Offences,
listening from archive.org
Fuentes
Fenimore
Cooper's Literary Offenses, Wikipedia
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