viernes, 3 de julio de 2015

The Call of the Wild

La novela clásica de Jack London, The Call of the Wild (La Llamada de lo Salvaje), describe las penurias de Buck durante la fiebre del oro en la región del Klondike, en Canadá.

The Call of the Wild se puede leer en inglés, y gratis, en Gutenberg.

En vocabulario encontramos esta extraña palabra: demesne y también tratamos de entender esto de: cold-tubbing races.

 

London in 1903
Jack London

Y así era el perro Buck en el otoño de 1897, cuando el descubrimiento del Klondike arrastró a hombres de todo el mundo al helado Norte. Pero…

 

Párrafos

Buck no leía los periódicos, de lo contrario habría sabido que se avecinaban problemas, no sólo para él, sino para todos los perros, de músculos fuertes y pelo largo y cálido, desde Puget Sound hasta San Diego. Debido a que los hombres, tanteando en la oscuridad del Ártico, habían encontrado un metal amarillo, y debido a que las compañías navieras y de transporte estaban promocionando el hallazgo, miles de hombres se apresuraron hacia la Tierra del Norte. Estos hombres querían perros, y los perros que querían eran perros pesados, con músculos fuertes para trabajar y peludos para protegerlos del frío.

Buck vivía en una casa grande en el soleado valle de Santa Clara. Era la casa del juez Miller. Se encontraba apartada de la carretera, medio escondido entre los árboles, a través de los cuales se podía vislumbrar la amplia y fresca terraza que recorría sus cuatro lados. Se llegaba a la casa por caminos de grava que serpenteaban a través de amplios prados y bajo las ramas entrelazadas de altos álamos. En la parte trasera el espacio era incluso más espacioso que en la parte delantera. Había grandes establos, donde actuaban una docena de mozos de cuadra y muchachos, hileras de cabañas para sirvientes cubiertas de enredaderas, un interminable y ordenado conjunto de letrinas, largas parras, verdes pastos, y huertos de bayas. Luego estaba la planta de bombeo del pozo y el gran tanque de cemento donde los muchachos del juez Miller se daban el chapuzón matutino y se mantenían frescos en la tarde calurosa.

Y sobre esta gran posesión gobernaba Buck. Aquí nació y vivió los cuatro años de su vida. Era cierto que había otros perros. No podía dejar de haber otros perros en un lugar tan vasto, pero no contaban. Iban y venían, residían en las populosas perreras o vivían en secreto en los rincones de la casa, a la manera de Toots, el pug japonés, o Ysabel, la mexicana sin pelo. Criaturas extrañas que rara vez salían de casa o ponían un pie en el suelo. Por otro lado, estaban los fox terriers, al menos una veintena de ellos, que gritaban promesas temerosas a Toots e Ysabel que los miraban por las ventanas y protegidos por una legión de criadas armadas de escobas y fregonas.

Pero Buck no era ni un perro casero ni un perro de salón. Todo el reino era suyo. Se sumergía en la piscina o salía a cazar con los hijos del juez. Escoltaba a Mollie y Alice, las hijas del juez, en largos paseos al atardecer o temprano en la mañana. En las noches de invierno yacía a los pies del juez, ante el crepitante fuego de la biblioteca. Llevaba a los nietos del juez a la espalda, o los hacía rodar por la hierba, y vigilaba sus pasos durante aventuras salvajes hasta la fuente en el patio del establo, e incluso más allá, donde estaban los potreros y los huertos de bayas. Entre los terriers acechaba imperiosamente, y a Toots e Ysabel los ignoraba por completo, porque él era el rey, el rey de todos los seres que se arrastraban, reptaban y volaban en la casa del juez Miller, incluidos los humanos.

 

Hunting and kindred outdoor delights had kept down the fat and hardened his muscles; and to him, as to the cold-tubbing races, the love of water had been a tonic and a health preserver.

 

Su padre, Elmo, un enorme San Bernardo, había sido el compañero inseparable del juez, y Buck hizo todo lo posible para seguir el camino de su padre. No era tan grande (sólo pesaba ciento cuarenta libras), porque su madre, Shep, había sido un perro pastor escocés. Sin embargo, ciento cuarenta libras, a las que se añadió la dignidad que viene del buen vivir y del respeto universal, le permitieron comportarse a la manera real. Durante los cuatro años transcurridos desde que era cachorro había vivido la vida de un aristócrata saciado. Estaba muy orgulloso de sí mismo, era incluso un poco egoísta, como a veces llegan a ser los caballeros rurales debido a su situación insular. Pero se había salvado al no convertirse en un simple perro doméstico mimado. La caza y otras delicias al aire libre le habían reducido la grasa y endurecido los músculos; y para él, como para las razas que se bañan en agua fría, el amor por el agua había sido un tónico y un preservador de la salud.

Y así era el perro Buck en el otoño de 1897, cuando el descubrimiento del Klondike arrastró a hombres de todo el mundo al helado Norte. Pero Buck no leía los periódicos y no sabía que Manuel, uno de los ayudantes del jardinero, era un conocido indeseable. Manuel tenía un pecado que lo acosaba. Le encantaba jugar a la lotería china. Además, en sus juegos de azar tenía una debilidad que lo acosaba: la fe en un sistema; y esto hizo segura su condenación. Porque para jugar en un sistema se requiere dinero, mientras que el salario de un ayudante de jardinero no cubre las necesidades de una esposa y una prole numerosa… (Capítulo 1, The Call of the Wild, de Jack London)

Vocabulario

Demesne: /dɪˈmeɪn/ part of a place or activity over which a person has control.

The garden is Alice's little demesne.

Vocabulario especial

Early on in the book London makes a reference to the “cold-tubbing races,” and he seems to have been a racist at heart. Some races, as well as some individuals, are superior to others.

The "cold-tubbing races" are, I presume, the morally-superior Anglo-Saxons, as compared to the degenerate Latin races.

Cold-tubbing races: las razas que se bañan en agua fría. De las búsquedas del significado concluyo que Jack London era racista entendiendo que “cold-tubbing races” eran los anglo-sajones superiores, comparados con las razas latinas degeneradas.

El libro

The Call of the Wild es una novela de Jack London que se publicó en 1903. La historia fue serializada en el Saturday Evening Post en el verano de 1903. Un mes después fue lanzada como libro. La gran popularidad de la novela creó una gran reputación para London. Mucha de su atracción deriva de la simplicidad de ésta historia de supervivencia. En 1908 la historia fue adaptada al cine y desde entonces se han realizado varias adaptaciones.

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