viernes, 4 de enero de 2013

La Pequeña Casa en la Pradera

¡Qué hermoso! ¡Qué alegría encontrar La Pequeña Casa de la Pradera, de Laura Ingalls! Cuando tenía trece o quince años solíamos ver la serie "La familia Ingalls" (basada en este libro) en nuestro viejo aparato de televisión en blanco y negro. Recuerdo sentarme con mi abuela en una tarde de domingo, tomando un té, con pan francés y manteca, y esperar la hora de la serie.

Más abajo ponemos unos párrafos de La Pequeña Casa en la Pradera, en castellano.

 

Párrafos

Hace mucho tiempo, cuando todos los abuelos y abuelas de hoy eran niños y niñas o bebés muy pequeños, o tal vez ni siquiera nacidos, Pa y Ma y María y Laura y la bebé Carrie dejaron su pequeña casa en los bosques de Wisconsin. Se alejaban y la dejaban sola y vacía en el claro entre los árboles grandes, y nunca verían la casita de nuevo. Estaban yendo al país de los indios.

Pa dijo que había demasiadas personas en los bosques ahora. Muy a menudo Laura escuchó el sordo ruido de un hacha que no era la de Pa, o el eco de un disparo que no provenía de su arma. El sendero que se pasaba por la pequeña casa se había convertido en un camino. Casi todos los días Laura y María dejaban de jugar y miraban con sorpresa a una carreta que lentamente pasaba por ese camino.

Los animales salvajes no se quedarían en un lugar donde había tanta gente. A Pa no le gustó quedarse, tampoco. A él le gustaba un lugar donde los animales salvajes vivieran sin tener miedo. A él le gustaba ver a los pequeños cervatillos y sus madres mirándolo desde los bosques oscuros, y los gordos y perezosos osos comiendo bayas en los lugares salvajes.

Un día, en la última parte del invierno, Pa le dijo a Ma:

—Ya que no te opones, he decidido ir a ver el oeste. He tenido una oferta por este lugar, y podemos venderlo por un buen precio, suficiente para darnos un comienzo en un nuevo lugar.

—Oh, Charles, ¿debemos irnos ahora? —dijo Ma. El clima era tan frío y ésta pequeña casa es muy cómoda.

—Si vamos este año, tenemos que irnos ahora —dijo Pa. No podemos irnos a través del Mississippi después que el hielo se rompa.

Así, Pa vendió la pequeña casa. Vendió la vaca y el ternero. Hizo arcos de nogal y los sujetó en posición vertical a la caja de la carreta. Ma le ayudó a estirar la blanca lona sobre ellos.

En la oscuridad antes del amanecer Ma sacudió suavemente a Mary y Laura hasta que se levantaron. A la luz del fuego y de las velas las lavó, las peinó y las vistió con suficientes abrigos. Sobre sus largas ropas interiores de franela roja les puso enaguas, y vestidos, y medias de lana. Les puso sus abrigos, y las capuchas de piel de conejo y sus guantes de hilo rojo.

Todo de la pequeña casa estaba en la carreta, excepto las camas, las mesas y las sillas. No necesitaban llevarlas pues Pa siempre podía hacer otras nuevas.

Había una fina nieve en el suelo. El aire estaba inmóvil y frío y oscuro. Los árboles desnudos se levantaban contra las heladas estrellas. Sin embargo, en el este, el cielo estaba pálido y gris y por el bosque llegaron linternas con carros y caballos, trayendo al abuelo y la abuela y a los tíos y los primos.

Mary y Laura se aferraron a sus muñecas de trapo y no dijeron nada. Los primos estaban de pie alrededor y miraban. La abuela y todos los tíos los abrazaron, y los besaron y los abrazaron y los besaron otra vez, diciendo adiós.

Pa colgó su arma de los arcos del carro dentro de la parte superior de la lona, donde podría llegar a ella rápidamente desde el asiento. Colgó su bolsa de balas y el cuerno de pólvora debajo de ella. Dejó la caja del violín cuidadosamente entre las almohadas, donde las sacudidas no lo destruirían.

Los tíos le ayudaron a enganchar los caballos a la carreta. A todos los primos se les dijo que besaran a Mary y Laura. Pa recogió a Mary y luego a Laura, y las puso en la cama en la parte trasera del carro. Ayudó a Ma a subir al asiento de la carreta, y la abuela se acercó y le pasó a Carrie, la bebé. Pa se subió y se sentó junto a Ma, y Jack, el bulldog atigrado, se ubicó debajo del vagón.

Así que todos se fueron de la pequeña casa de madera. Las persianas estaban cerradas, por lo que la pequeña casa no pudo verlos partir. Se quedó allí, dentro de la valla de madera, detrás de los dos grandes árboles de roble que en el verano habían hecho de techos verdes para que Mary y Laura jugaran. Y esa fue lo último de la pequeña casa.

Pa prometió que cuando llegaran al oeste, Laura podría ver un papoose.

— ¿Qué es un papoose? —preguntó.

—Un papoose es un pequeño bebé, marrón, de los indios.

Se dirigieron por un largo camino por el bosque cubierto de nieve, hasta que llegaron a la ciudad de Pepin. Mary y Laura la habían visto una vez antes, pero parecía diferente ahora. La puerta de la tienda y las puertas de todas las casas estaban cerradas, los troncos estaban cubiertos de nieve, y no había niños pequeños jugando al aire libre. Grandes cuerdas de madera estaban entre los troncos. Sólo dos o tres hombres en botas y gorros de piel y abrigos a cuadros brillantes se veían…

Laura Ingalls
Laura Ingalls

 

Para saber

Little House on the Prairie (Pequeña Casa en la Pradera) es una novela autobiográfica para niños de Laura Ingalls, publicada en 1935. Fue la tercera publicación de la serie Little House.

En la década de 1970 y principios de los 80 la serie La familia Ingalls, protagonizada por Melissa Gilbert y Michael Landon, estaba basada en Little House on the Prairie.

 

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