Azotar a alguien debe ser uno de los castigos más crueles que se hayan inventado. Cristo fue azotado de manera brutal antes de morir en la cruz, se acostumbraba azotar a los criminales no hace mucho tiempo en Bolivia y había encargados de dar esos castigos, y de niños nos amenazaban con el azote si nos portábamos mal.
Fíjate cómo se
azotaba en la Rusia del siglo 19, dejando a la víctima virtualmente muerta.
Antes buscamos la definición de knout, con
la extensión under the knout, y trazamos la historia
del azotamiento.
Un hombre cuelga de un poste a punto de ser azotado |
Definición
Knout /ˈnaʊt/ es un
pesado látigo, con correas de cuero añadidas a un mango, algunas veces con
anzuelos incorporados en la punta.
El original
Algunos afirman que fue una invención tártara y que fue introducida en Rusia en el siglo XV, quizás por el gran duque Iván III el Grande (1462-1505). Otros remontan la palabra a los vikingos. Finalmente otros sostienen
que es de origen germánico.
El knout ruso tenía diferentes formas. Uno era un
látigo de cuero crudo, de 40 centímetros de largo, sujeto a un mango de madera,
de 22 centímetros de largo. El látigo terminaba en un anillo de metal, al que
se unía un segundo látigo del mismo largo, que terminaba también en un anillo,
al que a su vez se unían unos centímetros de cuero duro que terminaban en un
gancho en forma de pico.
Se utilizaban en Rusia
para azotar como castigo corporal a criminales. La víctima era atada a un poste
y despojada, recibiendo el número especificado de golpes en la espalda. Una
sentencia de 100 o 120 latigazos equivalía a una sentencia de muerte. Incluso
veinte latigazos podían mutilar, y con el Great Knout
especialmente extendido, veinte golpes podían matar, atribuyéndose a veces la
muerte a la rotura de la columna.
El verdugo
solía ser un criminal que tenía que pasar por un período de libertad
condicional y un entrenamiento regular, y se le eximía de sus propias penas a
cambio de sus servicios.
A Pedro el
Grande se le acusa de matar a golpes a su hijo Alexis. Este último fue azotado
para arrancarle confesiones.
Uso metafórico
Knout llegó a ser
sinónimo en los idiomas europeos occidentales con lo que se veía como una
crueldad tiránica de un gobierno
autocrático en Rusia.
La expresión "under the knout"
se usa para designar cualquier totalitarismo
y por extensión su equivalente en un contexto privado.
Párrafos
… Una tarde recibí una nota de un conocido,
informándome que iban a azotar a un criminal la mañana siguiente. Su padre había
sido un comerciante respetable. Su hijo era todo lo contrario: ocioso, disipado
y sin valor.
Un día, habiendo recibido una merecida reprimenda de
su padre, cogió un cuchillo y, en presencia de toda la familia, lo hundió en el
cuerpo del anciano, que murió en el acto. Inmediatamente fue apresado y
desarmado, y, después de un juicio maravillosamente rápido para Rusia,
sentenciado al azotamiento.
A la mañana siguiente me dirigí al lugar del
castigo.
Exactamente a las siete en punto, un bullicio entre
los militares llamó nuestra atención. El criminal se acercaba a pie. Aparentemente
tenía unos veinticinco años de edad, de baja estatura. No pude rastrear
remordimiento, ferocidad ni miedo en él. Parecía perfectamente
insensible a su situación, y mientras se leía la sentencia, se quitó la gorra y
se preparó con perfecta frialdad para su castigo. Después de quitarse la
camisa, y sin llevar nada más que pantalones y botas, se acercó a un poste con
paso firme y fue debidamente sujeto a él por los verdugos.
Hecho esto los funcionarios se quitaron las casacas
y prepararon los instrumentos de tortura. Habiéndose colocado el verdugo
principal a 1 metro y medio de distancia del prisionero, con la correa del azote
en el suelo, lo empujó hacia adelante, y descargándolo con tremenda fuerza en
la mitad de la espalda del criminal, dejando una profunda marca carmesí de casi
2 centímetros y medio de ancho, extendiéndose desde el costado hasta la cintura
de sus pantalones.
Al recibir el golpe, el desgraciado lanzó un grito y
cada fibra de su cuerpo se contorsionó. Sin apenas intervalo, el golpe fue repetido.
El operador se hizo a un lado y cedió su lugar a su
asistente. Los golpes de este último fueron ligeros en
comparación con los infligidos por el verdugo mayor. Después de ocho golpes, el
ayudante se retiró cuando su director se hubo puesto una camisa limpia y
reanudó la terrible tarea.
Fue nuevamente sucedido por el joven, quien de la misma
manera había renovado la eficacia de su arma. De esta manera continuaron
ayudándose mutuamente; y, en cada relevo, añadiendo algo nuevo, hasta que se
asestó el número previsto de golpes en la espalda lacerada del parricida.
Alrededor del quincuagésimo golpe, después de haberse
aflojado las ataduras, se consideró necesario parar y fijarlos más firmemente.
La espalda del criminal presentaba ahora un
espectáculo horrible. Era una destrozada masa hinchada, de un profundo tono
carmesí. Aun así, no había sangre.
Una vez que un carro entró en la plaza, el ejecutor
y los guardias desataron la correa con la que el malhechor estaba atado a la
estaca, y con la ayuda de los gendarmes, fue colocado en el carro… (The Sydney Gazette and New South
Wales Advertiser)
En la web
Escena en la que azotan a Cristo:
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