Donde se introduce El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde, de Robert L. Stevenson.
¿En qué se inspiró el autor para esta historia? Te
lo aclaramos más abajo. Y un documento
que cualquier coleccionista quisiera tener: una hoja del borrador de la novela,
firmada por el autor.
Los que se encontraron con ellos en sus paseos
dominicales informaron que no decían nada, se veían singularmente aburridos y
saludaban con evidente alivio la aparición de un…
Manuscrito |
Introducción
El
extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde es una novela gótica (de terror) de 1886,
escrita por Robert
Louis Stevenson. Sigue a Gabriel
John Utterson, un abogado que investiga una serie de hechos extraños entre
su viejo amigo Henry Jekyll y un
criminal llamado Edward Hyde. La
novela ha creado un impacto en la cultura popular con la frase “Jekyll y Hyde” para referir a lo bueno
por fuera pero algunas veces diabólico interiormente.
La inspiración puede haber venido de la amistad del
escritor con un maestro francés, Eugene Chantrelle, quien fuera ejecutado
por el asesinato de su mujer en 1878. Stevenson
estuvo presente durante el juicio y al mostrarse la evidencia se encontró como
el doctor Jekyll “asqueado con sus
actos”.
Párrafos
El señor Utterson, el abogado, era un hombre de rostro
áspero, nunca iluminado por una sonrisa. Frío, ligero y avergonzado en el
discurso. Egoísta en el sentimiento. Delgado, largo, antiguo, triste y, sin
embargo, de algún modo adorable. En las reuniones amistosas, y cuando el vino
era a su gusto, algo eminentemente humano aparecía en sus ojos. Algo que nunca
llegó a su discurso, pero que hablaba no sólo en estos silenciosos símbolos del
rostro después de la cena, sino más a menudo y en voz alta en los actos de su
vida. Era austero consigo mismo. Bebía ginebra cuando estaba solo, para
mortificar el gusto por los vinos. Y aunque disfrutaba del teatro, no había cruzado
las puertas de uno por veinte años. Pero tenía una tolerancia aprobada por los
demás. Y en cualquier caso inclinado a ayudar en lugar de reprobar.
—Me inclino a la herejía de Caín —solía decir
extrañamente —. Dejé que mi hermano se fuera al diablo a su manera. Así, era
con frecuencia su fortuna ser el último conocido de buena reputación y la
última buena influencia en la vida de los delincuentes. Y a tales como éstos,
nunca les mostró un cambio en su comportamiento.
Sin duda esto era fácil para el señor Utterson, pues
en el mejor de los casos era poco demostrativo, e incluso su amistad parecía
estar fundada en una catolicidad similar de buena naturaleza. Es la marca del
hombre modesto aceptar su círculo amistoso preparado de las manos de la
oportunidad. Y esa era la manera del abogado. Sus amigos eran los de su propia
sangre o los que había conocido más tiempo. Sus afectos, como la hiedra, eran
el crecimiento del tiempo, no implicaban ninguna aptitud en el objeto. De allí,
sin duda, el vínculo que lo unía al señor Richard Enfield, su lejano pariente,
el conocido hombre de la ciudad. Era una locura para muchos, lo que estos dos
podían ver el uno en el otro, o qué tema podrían encontrar en común.
Los que se encontraron con ellos en sus paseos
dominicales informaron que no decían nada, se veían singularmente aburridos y
saludaban con evidente alivio la aparición de un amigo. A pesar de todo, los
dos hombres ponían el mayor empeño en estas excursiones, las consideraban la
joya principal de cada semana, y no sólo apartaban las ocasiones de placer,
sino que incluso resistían los llamados de negocios, para que pudieran
disfrutarlos ininterrumpidamente… (Párrafos de The Strange
Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson, parte 1.)
Para saber
Como era costumbre la señora Stevenson leía el borrador y ofrecía sus críticas. Stevenson estaba en cama, enfermo. Pasado
un tiempo Robert la llamó a la
habitación y apuntó a una pila de cenizas: había quemado el manuscrito y de esa
forma forzarse a escribirlo de nuevo desde cero.
Stevenson
reescribió la historia en seis días. Algunos biógrafos alegaron que estaba
drogado durante la afiebrada escritura. William
Gray, historiador, dijo que usó cocaína.
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