domingo, 9 de julio de 2023

El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde

Donde se introduce El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde, de Robert L. Stevenson.

¿En qué se inspiró el autor para esta historia? Te lo aclaramos más abajo. Y un documento que cualquier coleccionista quisiera tener: una hoja del borrador de la novela, firmada por el autor.

 

Los que se encontraron con ellos en sus paseos dominicales informaron que no decían nada, se veían singularmente aburridos y saludaban con evidente alivio la aparición de un…

 

The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, by Robert Louis Stevenson, 1885, autograph manuscript
Manuscrito

Introducción

El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde es una novela gótica (de terror) de 1886, escrita por Robert Louis Stevenson. Sigue a Gabriel John Utterson, un abogado que investiga una serie de hechos extraños entre su viejo amigo Henry Jekyll y un criminal llamado Edward Hyde. La novela ha creado un impacto en la cultura popular con la frase “Jekyll y Hyde” para referir a lo bueno por fuera pero algunas veces diabólico interiormente.

La inspiración puede haber venido de la amistad del escritor con un maestro francés, Eugene Chantrelle, quien fuera ejecutado por el asesinato de su mujer en 1878. Stevenson estuvo presente durante el juicio y al mostrarse la evidencia se encontró como el doctor Jekyll “asqueado con sus actos”.

 

Robert Louis Stevenson in 1885
Stevenson

Párrafos

El señor Utterson, el abogado, era un hombre de rostro áspero, nunca iluminado por una sonrisa. Frío, ligero y avergonzado en el discurso. Egoísta en el sentimiento. Delgado, largo, antiguo, triste y, sin embargo, de algún modo adorable. En las reuniones amistosas, y cuando el vino era a su gusto, algo eminentemente humano aparecía en sus ojos. Algo que nunca llegó a su discurso, pero que hablaba no sólo en estos silenciosos símbolos del rostro después de la cena, sino más a menudo y en voz alta en los actos de su vida. Era austero consigo mismo. Bebía ginebra cuando estaba solo, para mortificar el gusto por los vinos. Y aunque disfrutaba del teatro, no había cruzado las puertas de uno por veinte años. Pero tenía una tolerancia aprobada por los demás. Y en cualquier caso inclinado a ayudar en lugar de reprobar.

—Me inclino a la herejía de Caín —solía decir extrañamente —. Dejé que mi hermano se fuera al diablo a su manera. Así, era con frecuencia su fortuna ser el último conocido de buena reputación y la última buena influencia en la vida de los delincuentes. Y a tales como éstos, nunca les mostró un cambio en su comportamiento.

Sin duda esto era fácil para el señor Utterson, pues en el mejor de los casos era poco demostrativo, e incluso su amistad parecía estar fundada en una catolicidad similar de buena naturaleza. Es la marca del hombre modesto aceptar su círculo amistoso preparado de las manos de la oportunidad. Y esa era la manera del abogado. Sus amigos eran los de su propia sangre o los que había conocido más tiempo. Sus afectos, como la hiedra, eran el crecimiento del tiempo, no implicaban ninguna aptitud en el objeto. De allí, sin duda, el vínculo que lo unía al señor Richard Enfield, su lejano pariente, el conocido hombre de la ciudad. Era una locura para muchos, lo que estos dos podían ver el uno en el otro, o qué tema podrían encontrar en común.

Los que se encontraron con ellos en sus paseos dominicales informaron que no decían nada, se veían singularmente aburridos y saludaban con evidente alivio la aparición de un amigo. A pesar de todo, los dos hombres ponían el mayor empeño en estas excursiones, las consideraban la joya principal de cada semana, y no sólo apartaban las ocasiones de placer, sino que incluso resistían los llamados de negocios, para que pudieran disfrutarlos ininterrumpidamente… (Párrafos de The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson, parte 1.)

Para saber

Como era costumbre la señora Stevenson leía el borrador y ofrecía sus críticas. Stevenson estaba en cama, enfermo. Pasado un tiempo Robert la llamó a la habitación y apuntó a una pila de cenizas: había quemado el manuscrito y de esa forma forzarse a escribirlo de nuevo desde cero.

Stevenson reescribió la historia en seis días. Algunos biógrafos alegaron que estaba drogado durante la afiebrada escritura. William Gray, historiador, dijo que usó cocaína.

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Fuentes

Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde

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