sábado, 11 de julio de 2015

El Corazón de las Tinieblas

También podría llamarse El Corazón de la Bestia, haciendo referencia a lo maligno, a la parte oscura de todo ser humano, que hierve en su interior. Del gran Joseph Conrad nace un relato fuerte, Heart of Darkness (El Corazón de las Tinieblas). El libro fue inspirado por el viaje del autor al Congo y apareció primero en la revista Blackwood´s en 1899…

Más abajo ponemos una foto de nativos junto a colmillos de marfil.

 

Párrafos

… Tuve que esperar en el campamento diez días, una eternidad. Vivía en una choza dentro del cercado, pero para lograr apartarme del caos a veces iba a la oficina del contable. Estaba construida con tablones horizontales y tan mal unidos que, cuando él se inclinaba sobre su alto escritorio, se veía cruzado desde el cuello hasta los talones por estrechas franjas de luz solar. No era necesario abrir la amplia celosía para ver. También allí hacía calor. Unos moscardones gordos zumbaban endiabladamente y no picaban sino que mordían. Por lo general me sentaba en el suelo, mientras él, con su aspecto impecable (llegaba hasta a usar un perfume ligero), encaramado en su alto asiento, escribía, anotaba. A veces se levantaba para hacer ejercicios. Cuando colocaron en su oficina un catre con un enfermo (un inválido llegado del interior), se mostró moderadamente irritado.

—Los quejidos de este enfermo —dijo —distraen mi atención. Sin concentración es extremadamente fácil cometer errores en este clima.

—Un día —comentó, sin levantar la cabeza—. En el interior se encontrará usted con el señor Kurtz.

Cuando le pregunté quién era el señor Kurtz, me respondió que era un agente de primera clase, y viendo mi desencanto ante esa información, añadió lentamente, dejando la pluma:

—Es una persona notable.

Preguntas posteriores me hicieron saber que el señor Kurtz estaba por el momento a cargo de una estación comercial muy importante en el verdadero país del marfil, en el corazón mismo, y que enviaba tanto marfil como todos los demás agentes juntos.

Empezó a escribir de nuevo. El enfermo estaba demasiado grave para quejarse. Las moscas zumbaban en medio del silencio.

De pronto se oyó un murmullo creciente de voces y fuertes pisadas. Había llegado una caravana. Un rumor de sonidos extraños penetró desde el otro lado de los tablones. Todo el mundo hablaba a la vez, y en medio del alboroto se dejó oír la voz quejumbrosa del agente jefe “renunciando a todo” por vigésima vez en ese día... El contable se levantó lentamente.

— ¡Qué horroroso estrépito! —dijo.

Cruzó la habitación con paso lento para ver al hombre enfermo y volviéndose añadió:

—Ya no oye

— ¡Cómo! ¿Ha muerto? —le pregunté, sobresaltado.

—No, aún no —me respondió con calma. Luego, aludiendo con un movimiento de cabeza al tumulto que se oía en el patio del campamento, añadió:

—Cuando se tienen que hacer las cuentas correctamente, uno llega a odiar a estos salvajes, a odiarlos mortalmente.

Permaneció pensativo por un momento.

—Cuando vea al señor Kurtz —continuó —dígale de mi parte que todo está aquí —señaló al escritorio —registrado satisfactoriamente. No me gusta escribirle... con los mensajeros que tenemos nunca se sabe quién va a recibir la carta... en esa Estación Central.

Me miró fijamente con ojos afectuosos.

—Oh, él llegará muy lejos, muy lejos. Pronto será alguien en la administración. Allá arriba, en el Consejo de Europa, sabe usted... quieren que lo sea.

Volvió a sumirse en su labor. Afuera el ruido había cesado, y, al salir, me detuve en la puerta. En medio del revoloteo de las moscas, el agente que volvía a casa estaba tendido, ardiente e insensible. El otro, reclinado sobre sus libros, hacía perfectos registros de transacciones perfectamente correctas, y cincuenta pies más abajo de la puerta podía ver las inmóviles fronteras del foso de la muerte.

Al día siguiente abandoné por fin el campamento, con una caravana de sesenta hombres, para recorrer un tramo de doscientas millas… (Párrafos de El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad).

Ivory traders, c. 1912
Ivory traders, 1912


El libro

La historia de El Corazón de las Tinieblas fue publicada por primera vez, en forma serial, en 1899 en Blackwood´s Magazine. Después, en 1902, El Corazón de las Tinieblas fue incluido en el libro Youth: a Narrative, and Two Other Stories.

En las futuras ediciones del libro Conrad escribió unas notas de autor donde discutía cada una de las historias y comentaba brevemente sobre Marlow, el narrador de las dos primeras historias.

Al leer esta historia aparecen los temas sobre: imperialismo, Leopoldo II, comercio de marfil, África, el Congo.

 

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