sábado, 29 de marzo de 2014

Los Crímenes de la Calle Morgue

Los Crímenes de la Calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue) es un cuento de Edgar Allan Poe, publicado en 1841. Dupin investiga un crimen que parecía imposible para la policía.

Más abajo ponemos sobre la historia y algunos párrafos en inglés, y encontramos una foto del Rue Montmartre, donde vivía el detective Dupin.

 

Introducción

Auguste Dupin vive encerrado en su casa en Paris. Está dotado de un gran poder de observación y análisis. Sus días pasan entre la lectura de libros y las salidas nocturnas, totalmente aislado del mundo, de los amigos y de la sociedad. Un caso macabro, que aparece en los diarios, logra llamar su atención. Una señora y su hija son encontradas asesinadas brutalmente. Existen diferentes versiones de los testigos que llegan a la escena del crimen.

 

Historia

Algunos escucharon voces que hablaban en italiano, otros en español, ruso, o en inglés. Los cuerpos estaban cruelmente golpeados, y maltratados. Las puertas de la casa donde habitaban las mujeres estaban cerradas por dentro. No se conocía de personas que visitaran el lugar. Vivían en un edificio de cuatro pisos únicamente habitado por las víctimas. No tenían demasiada relación con la gente del vecindario.

 

Relatos

La hija es encontrada en una chimenea, donde había sido introducida cabeza abajo. Su cuerpo presentaba hematomas y diversos cortes. La madre se encontraba en el patio trasero con el cuello tan mutilado que al intentar levantar el cuerpo la cabeza se desprendió.

El diario que empieza a llamar el caso como la tragedia de la calle Morgue presenta algunos testigos:

Pauline Dubourg, lavandera, atestigua que no recibían visitas y que la relación entre ellas parecía buena.

Isidore Muset, gendarme, forzó la entrada de la residencia y escuchó gritos en el interior mientras buscaban la forma de entrar a la residencia.

Odenheimer, restaurador, atestiguó que los gritos duraron varios minutos.

Jules Mignaud, banquero, manifestó que la señora había retirado 4000 francos unos días antes del crimen.

Varios testigos coincidieron que el espacio en la chimenea era demasiado estrecho para un cuerpo.

Paul Dumas, médico, dijo que los cuerpos de las víctimas estaban horriblemente maltratados. La señora mayor tenía varios huesos quebrados y escoriaciones en todo el cuerpo.

La edición nocturna del periódico señalaba que una persona había sido detenida pero que no había demasiadas evidencias que lo incriminaran.

Dupin empezó a interesarse en el tema. Manifestó que la policía de Paris era demasiado superficial. Algunos de sus hombres veían las evidencias más sobresalientes pero se perdían en el bosque y no llegaban al resultado final.

Decidió que investigarían la escena del crimen. Era amigo del jefe de policía y había conocido al sospechoso, a quien le debía algunos favores.

Conseguido el permiso de la policía llegaron a la calle Morgue al atardecer. No fue difícil encontrar el lugar, los curiosos aún se ubicaban en los alrededores observando la casa que se había convertido en un objeto de curiosidad.

Dupin quiso recorrer los alrededores de la casa antes de entrar. Observó con atención cada detalle de las calles y los pasajes. Ingresaron a la casa. Todo estaba en desorden. Los cuerpos yacían todavía en el dormitorio donde la joven había sido encontrada. La casa, el patio, los cuerpos, todo fue inspeccionado por Dupin. No hizo ningún comentario. Al día siguiente…

 

Paragraphs

Residing in Paris during the spring and part of the summer of 18—, I there became acquainted with a Monsieur C. Auguste Dupin. This young gentleman was of an excellent, indeed of an illustrious family, but, by a variety of untoward events, had been reduced to such poverty that the energy of his character succumbed beneath it, and he ceased to bestir himself in the world, or to care for the retrieval of his fortunes. By courtesy of his creditors, there still remained in his possession a small remnant of his patrimony; and, upon the income arising from this, he managed, by means of a rigorous economy, to procure the necessaries of life, without troubling himself about its superfluities. Books, indeed, were his sole luxuries, and in Paris these are easily obtained.

Our first meeting was at an obscure library in the Rue Montmartre, where the accident of our both being in search of the same very rare and very remarkable volume, brought us into closer communion. We saw each other again and again. I was deeply interested in the little family history which he detailed to me with all that candor which a Frenchman indulges whenever mere self is his theme… (The Murders in the Rue Morgue by Edgar Allan Poe)

Boulevard Montmartre, 1906
Rue Montmartre, 1.906


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Fuentes

The Murders in the Rue Morgue, Wikipedia

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