viernes, 10 de mayo de 2024

Death in the Afternoon

En Death in the Afternoon (Muerte en la tarde) Ernest Hemingway cuenta sus impresiones de las corridas de toro en España, durante los años de la guerra civil española. Y no se trata de apoyar el toreo, sino de prestar atención a la forma en que el norteamericano escribe, su descripción. El autor habla de buenos toreros y de genialidades, de talentos y malos toros, de la importancia de las muñecas y del sol. Si tenés algunos minutos leé unos pocos párrafos de este genial escritor.

Más abajo ponemos una foto de Hemingway en 1.936. En vocabulario encontramos veronicas y aclaramos quién fue Cagancho.

 

El hecho es que el gitano Cagancho puede a veces, gracias a las maravillosas muñecas que tiene, realizar los movimientos habituales del toreo con tanta lentitud que, para el toreo de antaño, resulta lo que la película en cámara lenta es para la película ordinaria…

 

Hemingway (in white trousers and dark shirt) fighting a bull in the amateur corrida at Pamplona fiesta, July 1925
Hemingway en una corrida de toros, con pantalones blancos y camisa negra

Generalidades

Death in the Afternoon es un libro de no ficción escrito por Ernest Hemingway sobre la historia, ceremonias y tradiciones del toreo español, publicado en 1932. También contiene una contemplación más profunda sobre la naturaleza del miedo y el coraje.

Hemingway se hizo aficionado a los toros después de ver el Festival de San Fermín de Pamplona en la década de 1920. Escribió sobre esta tradición en la novela The Sun Also Rises.

Párrafos

… Lo más probable es que la primera corrida de toros a la que asista cualquier espectador no sea buena artísticamente, para que eso suceda tiene que haber buenos toreros y buenos toros. Los toreros artistas y los toros pobres no hacen corridas interesantes, porque el torero que tiene la capacidad de hacer cosas extraordinarias con el toro, que son capaces de producir el grado más intenso de emoción en el espectador, no las intentará con un toro del que no puede depender al cargar. Entonces, si los toros son malos, es decir, más viciosos que valientes, poco fiables en sus cargas, reservados e impredecibles en sus ataques, lo mejor es que sean lidiados por toreros con conocimiento de su profesión, integridad y más años de experiencia que capacidad artística. Estos toreros realizarán una actuación competente con un animal difícil, y debido al peligro adicional que supone el toro y a la habilidad y el coraje que deben utilizar para superar este peligro, prepararse para matar y matar con cualquier grado de dignidad, la corrida de toros es interesante, incluso para una persona que nunca ha visto una antes. Sin embargo, si un torero así, hábil, inteligente, valiente y competente, pero sin genio ni gran inspiración, recibe en el ruedo un toro verdaderamente bravo, que embiste en línea recta, que responde a todas las exigencias del torero, que se vuelve más valiente bajo el castigo, y tiene esa cualidad técnica que los españoles llaman “nobleza” y el torero sólo tiene valentía y habilidad honesta en la preparación para matar y matar toros y nada de la magia de la muñeca y la visión estética que, dado un toro que cargará en línea recta, ha producido el arte escultórico del toreo moderno, luego fracasa por completo, hace una actuación mediocre y honesta y va descendiendo en el ranking comercial del toreo, mientras entre el público hombres que ganan quizá menos de mil pesetas al año dirán, y lo dicen en serio: “Yo hubiera dado cien pesetas por haber visto a Cagancho con ese toro”. Cagancho es un gitano, sujeto a ataques de cobardía, sin ninguna integridad, que viola todas las reglas, escritas y no escritas, para la conducta de un matador pero que, cuando recibe un toro en el que tiene confianza, muy raramente, puede hacer cosas que hacen todos los toreros como nunca antes se han hecho. Y a veces estando absolutamente erguido con los pies quietos, plantado como si fuera un árbol, con la soberbia y gracia que tienen los gitanos, mueve el capote extendido como el foque de un yate ante el hocico del toro tan lentamente que el arte del toreo, que sólo le impide ser una de las artes mayores porque es impermanente, en la arrogante lentitud de sus verónicas se vuelve, durante los aparentes minutos que duran, permanente. Éste es el peor tipo de escritura florida, pero es necesario tratar de transmitir el sentimiento, y para alguien que nunca lo ha visto, una simple exposición del método no transmite el sentimiento. Cualquiera que haya visto corridas de toros puede saltarse semejante floritura y leer los hechos que son mucho más difíciles de aislar y exponer. El hecho es que el gitano Cagancho puede a veces, gracias a las maravillosas muñecas que tiene, realizar los movimientos habituales del toreo con tanta lentitud que, para el toreo de antaño, resulta lo que la película en cámara lenta es para la película ordinaria. Es como si un buceador pudiera controlar su velocidad en el aire y prolongar la visión del buceo en forma de cisne, que en la vida real es un tirón, aunque en fotografías parezca un planeo largo, para convertirlo en un planeo largo como los clavados y los saltos. A veces nos asimilamos los sueños. Otros toreros que tienen o han tenido esta habilidad con las muñecas son Juan Belmonte y, ocasionalmente con el capote, Enrique Torres y Félix Rodríguez.

 

… in the arrogant slowness of his veronicas becomes, for the seeming minutes that they endure, permanent.

 

El espectador que acude por primera vez a una corrida de toros no puede esperar ver la combinación del toro y del torero ideal para ese toro, cosa que puede ocurrir no más de veinte veces en toda España en una temporada y sería un error que lo viera por primera vez. Estaría tan confundido visualmente por las muchas cosas que ve que no podría asimilarlo todo con sus ojos, y algo que tal vez nunca volvería a ver en su vida no significaría más para él que una actuación normal. Si hay alguna posibilidad de que le gusten las corridas, la mejor corrida sería primero una normal. Dos toros bravos entre seis, los cuatro mediocres para dar alivio a la actuación de los dos excelentes. Tres toreros, no demasiado bien pagados, de modo que cualquier cosa extraordinaria que hagan parezca más difícil que fácil. Un asiento no demasiado cerca del ruedo para que pueda ver todo el espectáculo en lugar de, si está demasiado cerca, tenerlo constantemente dividido en toros y caballo, hombre y toro, toro y hombre... y un día caluroso y soleado. El sol es muy importante. La teoría, la práctica y el espectáculo del toreo se han construido sobre el supuesto de la presencia del sol y cuando no brilla más de un tercio de la corrida falta. Los españoles dicen: "El sol es el mejor torero" y sin sol no está el mejor torero. Es como un hombre sin sombra... (Death in the Afternoon, Ernest Hemingway. Traducción propia)

 

Hemingway (center) with Dutch filmmaker Joris Ivens and German writer Ludwig Renn serving as an International Brigades officer during the Spanish Civil War in Spain in 1937
Hemingway, al medio, en la Guerra Civil Española

Vocabulario

Veronicas: a pase in bullfighting in which the cape is swung slowly away from the charging bull while the matador keeps his feet in the same position.

Cagancho

Joaquín Rodríguez Ortega, conocido como Cagancho (1903-1984), fue un matador de toros español gitano. Su estilo de toreo de grandes genialidades y numerosas espantadas hizo de él un personaje de leyenda, dando lugar a las varias acepciones de la expresión "quedar como Cagancho". Desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en México y perteneció a una época dorada del toreo, siendo coetáneo de figuras como Belmonte o Rafael Gómez "El Gallo".

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