Rip
sufre tanto su vida hogareña que prefiere agarrar escopeta y perro y escapar a
las montañas cercanas. Su perro, Wolf, parecer ser el único que se compadece de
sus sufrimientos a consecuencia de tan renegona esposa.
Encontramos un poco sobre las Catskills y te ponemos un
link para escuchar la historia de
Rip Van Winkle.
Del clásico de Washington
Irving, Rip Van Winkle.
Párrafos
El único adherente doméstico de Rip era su perro
Wolf, quién era tan abusado como su amo, ya que Dame Van Winkle lo consideraba
compañero de vagancia, y lo miraba mal, como si fuera la causa de que su amo se
perdiera. Cierto es, para hacer justicia a este honorable perro, que era el más
corajudo de los perros que andaba por el bosque, pero ¿qué puede hacer el
coraje contra la venenosa lengua de una mujer? Apenas Wolf entraba a la casa,
con sus orejas caídas, su cola entre las piernas, oliendo desconfiado, miraba
de reojo a Dame Van Winkle, y al menor intento de mostrar una escoba salía
corriendo con precipitada agitación.
Las cosas se pusieron cada vez peor para Rip Van
Winkle, con el paso de los años de su matrimonio. El carácter nunca se suaviza
con la edad, y una lengua afilada es el único instrumento que se perfecciona
con el uso constante. Por largo tiempo se consoló, cuando se lo echaba de casa,
frecuentando un perpetuo club de sabios, filósofos, y otros personajes sin
muchas actividades de la villa, que se reunían en una posada, en un banco al
lado de un rubicundo retrato de su majestad Jorge Tercero.
Solían sentarse a la sombra, en días de verano,
hablando sobre chismes de la villa, contando historias sin fin, de nada. Pero
hubiera pagado por escuchar las profundas discusiones que tenían lugar, cuando
un viejo diario caía en manos de algún viajero. Cuán solemnemente escuchaban
leer a Derrick Van Bummel, el maestro, elegante y pequeño hombre, que no le
temía a la más gigantesca palabra en el diccionario. Y cuan inteligentemente
deliberaban sobre eventos públicos meses después que tuvieran lugar.
Las opiniones eran completamente controladas por
Nicholas Vedder, patriarca de la villa, y dueño de la posada, en la puerta en
la que él se sentaba desde la mañana a la noche, moviéndose lo justo para
evitar el sol, y mantenerse a la sombra de un gran árbol. De manera que los
vecinos podían decir la hora por sus movimientos tan exactamente como un reloj
de sol. En verdad, casi nunca se lo escuchaba hablar, pero fumaba su pipa
incesantemente. Sus seguidores, sin embargo (pues cada gran hombre tiene sus
seguidores), lo entendían perfectamente, y sabían cómo interpretarlo. Cuando
algo lo molestaba se lo observaba fumar vehementemente. Pero cuando estaba
complacido inhalaba tranquilamente y emitía el humo en placidas nubes, moviendo
su cabeza en señal de perfecta aprobación.
Aun desde esta fortaleza el pobre Rip era localizado
por la arpía de su mujer, quién irrumpía en la tranquilidad de la asamblea, sin
siquiera respetar al augusto personaje, Nicholas Vedder, a quién culpaba por
inculcar en su marido hábitos de vagancia.
El pobre Rip fue casi reducido a la desesperación y
su única alternativa, de escapar de las labores de la granja y del clamor de su
esposa, era tomar su arma e internarse en el bosque. Aquí, algunas veces se
sentaba al pie de algún árbol y compartía el contenido de su bolsa con Wolf,
con quién simpatizaba como compañero de sufrimientos.
—Pobre Wolf —solía decir —. Tu ama te da una vida de
perros, pero no importa compañero, mientras yo viva nunca te faltará un amigo
que ponga el pecho por ti.
Wolf meneaba su cola, miraba tristemente a su amo,
como si los perros pudieran sentir lastima, y creo que era reciproco en el
sentimiento con todo su corazón.
En una larga caminata, en un buen día de otoño, Rip
inconscientemente llegó a una de las partes más altas de las montañas
Kaatskill. Estaba practicando su deporte favorito de cazar ardillas.
Fatigado, se tiró, ya tarde, en un promontorio
cubierto de hierbas, que coronaba la cima de un precipicio. De entre medio de
los arboles podía ver las partes bajas del campo. Alcanzó a distinguir al
majestuoso rio Hudson, bastante más abajo, moviéndose en silencio, con el
reflejo de las nubes.
Por cierto tiempo Rip se mantuvo pensativo. La noche
estaba avanzando. Las montañas empezaban a lanzar sus sombras sobre el valle.
Vio que sería tarde antes que pudiera alcanzar la villa. Suspiró profundamente
cuando pensó en encontrarse con los terrores de Dame Van Winkle… (Traducción y
adaptación propia, Rip Van Winkle, Washington Irving)Aquí se publicó Rip Van Winkle
Para saber
Las Catskills
pertenecen a las montañas de los
Apalaches, al sudeste de Nueva York.
Fueron nombradas por los primeros colonizadores holandeses.
Son bien conocidas en la sociedad norteamericana como locación para los films y
trabajos de arte así como lugar de destino de vacacionistas de la ciudad de Nueva York.
Desde finales del siglo 19 las Catskills han sido las favoritas de artistas, músicos y
escritores, especialmente en los alrededores de Woodstock y Phoenicia.
De la web
Rip
Van Winkle, para escuchar la historia y practicar
la pronunciación inglesa.
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