Del clásico
australiano “Robbery Under Arms” de Rolf BoldreWood. A punto de ser colgado
por sus actividades ilícitas éste preso recuerda su infancia en Australia, sus
padres, la rectitud de su madre y un señor Howard, maestro de escuela, de buen
corazón…
Entonces Lammerby, el encargado, aunque era un tipo codicioso y astuto,
que compraba cosas que sabía que eran robadas, y prestaba dinero y vendía al
doble del precio, no le gustaba pensar que sus hijos crecerían como ganado
descarriado, rescató al viejo señor Howard, que había sido un amigo o una
víctima en viejas épocas, cerca de Sydney, y lo había traído para hacerse cargo
de la escuela.
Era un hombre curioso, este señor Howard. Lo que había sido o hecho
ninguno de nosotros lo supo, pero encaró a uno de los granjeros que dijo algo contra
él que nos demostró el carácter que tenía. Se paró recto y miró al hombre
directo a la cara, y no parecía el hombre doblado y tembloroso que veíamos la
mayoría de las veces. Vivía solo en una pequeña casa en el pueblo. Era apenas lo
suficientemente grande para cobijarnos en nuestras lecciones. Cenaba en la
posada junto al señor y la señora
Lammerby. Ella era siempre buena con él, y le hacía budines y otras cosas cuando estaba
enfermo. Frecuentemente se enfermaba, y entonces nos oía dar las lecciones en
la cabecera.
No bebía nada excepto té. Solía fumar bastante de una pipa grande con
figuras de mar en ella que nos mostraba cuando estaba de buen humor. Pero dos o
tres veces al año solía dedicarse a beber por una semana, y entonces la enseñanza
se suspendía hasta que estuviera sano. No pensamos mucho en eso. Pero todos, o
casi todos, los que conocíamos hacían lo mismo -todo los hombres- y también
algunas mujeres, excepto mamá. Ella no había tocado una gota del vino o de
alcohol en su vida, y nunca lo hizo hasta el día de su muerte. Pensábamos en
ello como si tuvieran un toque de fiebre o de insolación, o una costilla rota o
algo. Se recuperarían en una semana o dos, y estarían bien otra vez.
De todos modos el pobre señor Howard no estaba siempre borracho. Nunca tocaba una gota de nada, ni siquiera una
cerveza, y nos mantenía al trote desde las nueve de la mañana hasta las tres de
la tarde, verano e invierno, por más de seis años. Entonces murió, el pobre
viejo. Fue encontrado muerto en su cama una mañana. Muchos bastonazos nos dió a
mi y a Jim con un viejo bastón de malacca
que tenía con una perilla de plata en la punta. Estábamos todos bastante
asustados de él. Nos decía a mí y a Jim y a los otros muchachos, 'es la mejor oportunidad
que van a tener de hacerse hombres. Ustedes será granjeros o colonos ricos,
quizás hasta magistrados, uno de estos días- eso si no los cuelgan. Son ustedes,
quiero decir, ' él diría, señalándonos a mí y a Jim y a los Dalys; 'Creo que alguno
de ustedes será colgado a menos que cambien mucho. Es la sangre fría y la mala
sangre que corre por sus venas, y ciero día cometerán un delito. Es una cosa
extraña, ' decía, como si hablara consigo mismo, 'que las muchachas son tan
buenas, mientras que los muchachos nacen tan malvados, excepto un caso aquí y
allí. Miren a Maria Darcy y Jane Lammerby, y a mi pequeña Aileen aquí. Desafío a
cualquier aldea en Gran Bretaña a competir en abundancia de atractivo y refinamiento
y de inteligencia naturales de estas pequeñas damiselas. Me asombra. '
The Story of the Kelly Gang, 1906 |
Bueno, el viejo murió repentinamente, como he dicho, y estábamos todos
muy apesadumbrados, y la escuela cerró. Pero él nos había enseñado a todos a
escribir bastante bien y a hacer las cuentas, a leer y a deletrear decentemente,
y a saber un poco de geografía. No era mucho, pero lo qué sabíamos lo sabíamos
bien. Y pienso a menudo en lo que decía. Ahora es demasiado tarde. Deberíamos
haber aprovechado más a este hombre. Después de que la escuela cerrara papá nos
dijo que ya sabíamos todo lo que teníamos que saber de los libros y que
debíamos trabajar para vivir como cualquier persona. Siempre cumplimos nuestra
parte de trabajar, y nuestras manos estaban encallecidas de usar el hacha y la pala,
y ni que se diga de sostener el arado a toda hora, ayudando a papá a carnear y
a marcar el ganado, y a muchas otras cosas, además de levantarnos cuando las
estrellas todavía estaban en el cielo para ordeñar las vacas temprano, antes de
que fuera hora de ir a la escuela… (Traducción de “Robbery Under Arms” de Rolf
Boldrewood)
Vocabulario
Bastón de malacca: un bastón para caminar hecho del tallo de una palmera
del este de India llamada ratán.
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