Un virtuoso sacerdote que no se mete en intrigas es
una bendición para un pueblo.
El cura de Verrieres, un anciano de ochenta años,
con un carácter y fuerza de hierro, tenía el derecho de visitar la cárcel, el
hospital e incluso el hospicio a cualquier hora del día. Fue a las seis de la
mañana, precisamente, que el señor Appert, armado con una carta de París, había
tenido el buen sentido de visitar al presbítero. Mientras leía la carta que le
dirigió el señor marqués de La Mole, el terrateniente más rico de la provincia,
el cura Chelan se perdió en sus pensamientos.
“Ya soy viejo y me gusta aquí” -murmuró para sí
mismo al fin, “¡Nunca se atreverían!” Volviéndose al caballero de París, con
los ojos que, a pesar de su avanzada edad, ardían presagiando el placer de
llevar a cabo una buena acción aunque no exenta de peligro, dijo: “Venga conmigo,
Señor, y, en presencia del carcelero y, especialmente, de los superintendentes
de los asilos, tenga la amabilidad de no expresar su opinión sobre lo que vamos
a ver.” El señor Appert se dio cuenta de
que el cura era un hombre de sentimientos. Acompañó al venerable cura, visitó
la prisión, el hospital, la casa de los pobres. A pesar de algunas cosas
extrañas, no pronunció la menor palabra de reproche.
Esta visita se prolongó durante algunas horas. El cura
invitó al señor Appert a comer, pero el invitado no quiso comprometer más a su
buen amigo. Hacia las tres, los caballeros volvieron a realizar la inspección al
hospicio, después de lo cual regresaron a la cárcel. Allí encontraron el
carcelero de pie en la puerta, un gigante de dos metros de altura, con las
piernas arqueadas. El terror había convertido su cara de mala a horrible.
“Ah, Señor” -le dijo al cura, “no es este caballero,
que veo con usted, el señor Appert?
“¿Y si lo es?” dijo el cura.
“Ayer recibí
las instrucciones, que el prefecto envió con un gendarme, que galopó toda la
noche, de no permitir que el señor Appert entre en la cárcel.”
“Yo declaro, señor Noiroud” -dijo el cura-, “que
este visitante es el señor Appert. Tengo el derecho de entrar en la cárcel, a
cualquier hora del día o de la noche, trayendo conmigo a quien me dé la gana.”
“Sí, señor cura,” el carcelero murmuró en un tono
apagado, bajando la cabeza como un bulldog obediente de mala gana por miedo al
palo. “Solo, señor cura, considere que tengo esposa e hijos. Si alguien me dice
que seré despedido; sólo tengo mi lugar aquí para vivir.”
“Yo también estaría muy triste de perder lo mío” -replicó
el digno cura, con una voz cada vez más influenciada por la emoción.
“¡Qué diferencia!” el carcelero respondió con
prontitud, “porque usted, señor cura, sabemos que usted tiene un ingreso de 800
libras, un buen lugar en el sol...”
Estos son los hechos que habían excitado por los dos últimos días todas las bajas
pasiones de la pequeña ciudad de Verrieres. En ese momento, servían como argumento
para la pequeña discusión que el señor
de Renal estaba teniendo con su esposa. Esa mañana, acompañado por el señor
Valenod, el director del hospicio, había ido a la casa del cura, para
informarle de su malestar extremo. El señor Chelan no estaba bajo la protección de nadie, por lo
que sintió toda la fuerza de sus palabras.
“Bien, señores, voy a ser el tercer párroco, de ochenta
años de edad, en ser privado de la vida en este distrito. He estado aquí
durante cincuenta y seis años. He bautizado a casi todos los habitantes de la
ciudad, la cual era más poco más que una aldea cuando llegué. Cada día caso parejas
jóvenes cuyos abuelos casé hace mucho tiempo. Verrieres es mi familia, pero me
dije a mí mismo, cuando vi al forastero: "Este hombre, que ha venido de
París, de hecho puede ser un liberal, hay demasiados de ellos, pero ¿qué daño
puede hacer él a nuestra pobre gente y nuestros prisioneros? "” (Adaptación
propia de la traducción inglesa)
Vocabulario destacado
Gaoler: the
keeper of a jail
Bandy: bowed or
bent in an outward curve
Hideous: repulsive
Fuentes
Rojo y Negro. Autor: Stendhal. Año: 1830
Recursos en internet
Stendhal´s Context.
Notes explaining the time the author had to live
The Red and the
Black: book summary
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