martes, 19 de noviembre de 2013

El buen soldado

Esta es la historia más triste que jamás he oído. Habíamos conocido a los Ashburnhams por nueve temporadas de la ciudad de Nauheim con bastante intimidad. Mi esposa y yo conocíamos al capitán Ashburnham y a su señora, tanto como era posible conocer a alguien, y sin embargo, en otro sentido, no sabíamos nada en absoluto sobre ellos. Esto es, creo, un estado de cosas sólo posible con los ingleses, de los que, hasta hoy, cuando me siento a descifrar lo que sé de este triste asunto, no sabía absolutamente nada. Hace seis meses nunca había estado en Inglaterra, y, desde luego, nunca había sondeado el fondo del corazón de un inglés. Había conocido solo la superficie.


No quiero decir que no estábamos familiarizados con muchos ingleses. Viviendo, como forzosamente vivíamos, en Europa, y siendo, lo que forzosamente éramos, ociosos americanos, que es tanto como decir que éramos anti-estadounidenses, fuimos conectados con lo mejor de la sociedad inglesa. Paris era nuestra casa. En algún lugar entre Niza y Bordighera se ubicaban nuestras residencias de invierno, y Nauheim siempre nos recibía de julio a septiembre. Uno de nosotros tenía, como suele decirse, un "corazón", y, a partir de la afirmación de que mi esposa está muerta, que ella era la víctima.

El capitán Ashburnham también tenía un corazón. Pero, mientras un mes al año en Nauheim lo ponía en el tono correcto para el resto de los doce meses, los dos meses más o menos sólo eran suficientes para mantener a la pobre Florencia con vida de un año a otro. La razón de la debilidad del corazón de él era el polo, o demasiada actividad deportiva durante su juventud. La razón de la debilidad de Florencia fue una tormenta en el mar de nuestra primera travesía a Europa, y las razones inmediatas de nuestra prisión en ese continente fueron las órdenes del médico. Dijeron que hasta el cruce corto del canal podría matar a la pobre.

Cuando por primera vez todos nos encontramos en casa, el capitán Ashburnham, de baja por enfermedad de una India a la que nunca volvería jamás, tenía treinta y tres años. La señora Leonora Ashburnham tenía treinta y un años. Yo tenía treinta y seis y la pobre Florencia treinta. Por lo tanto hoy Florencia tendría treinta y nueve y el capitán Ashburnham cuarenta y dos años, mientras que yo tengo cuarenta y cinco y Leonora cuarenta. Se percibe, por lo tanto, que nuestra amistad ha sido un asunto de jóvenes de mediana edad, todos nosotros de disposiciones muy tranquilas. Los Ashburnhams siendo más particularmente lo que en Inglaterra se da en llamar "muy buena gente".

Eran descendientes de los Ashburnhams que acompañaron a Carlos I al cadalso, y, como también se da con esta clase de gente inglesa, nunca se habría dado cuenta de ello. La señora Ashburnham era una Powys, Florencia era una Hurlbird de Stamford, Connecticut, donde, como ustedes saben, son más antiguos que incluso los habitantes de Cranford, Inglaterra. Yo mismo soy un Dowell de Filadelfia, Pensilvania, donde es históricamente cierto, hay más familias viejas inglesas que las que se puede encontrar en los seis condados ingleses, tomados en conjunto. Llevo conmigo, de hecho, como si fuera la única cosa que me ancla a un lugar, los títulos de propiedad de mi granja, que una vez cubrieron varias cuadras entre las calles Chestnut y Walnut. Estos títulos son la concesión de un jefe indio al primer Dowell, que dejó Farnham en Surrey, en compañía de William Penn. El pueblo de Florencia, como suele ser el caso con los habitantes de Connecticut, procedía de la zona de Fordingbridge, el lugar donde están los Ashburnhams. A partir de ahí, en este momento, estoy escribiendo .

Pueden preguntarse por qué escribo. Mis razones son muy numerosas. Pues no es poco común en los seres humanos que han sido testigos del saqueo de una ciudad el deseo de poner por escrito lo que han presenciado en beneficio de los herederos desconocidos o de las generaciones infinitamente remotas, o bien, sólo para sacarse las cosas de la cabeza…(adaptación propia, traducción con translate google)

La novela: El Buen Soldado es una novela de 1915 del novelista inglés Ford Madox Ford. La historia se ubica antes de la primera guerra mundial y cuenta la tragedia de Edward Ashburnham, el soldado a que refiere el título, su aparentemente perfecto matrimonio y dos amigos americanos. La novela se cuenta usando una serie de flashbacks sin orden cronológico, una técnica literaria del autor.

Recursos en internet
NNDB, tracking the entire world. About Ford Madox Ford

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