El hombre que debíamos seguir no se destacaba,
aunque tampoco deseaba hacerlo. Sus ropas incluían un saco gris, una chaqueta
blanca y un sombrero de paja plateado con una cinta gris y azul. Su cara flaca
era oscura en contraste y terminaba en una barba negra al estilo español.
Fumaba un cigarrillo tras otro.
Por esta razón Valentín, la cabeza de la policía de
Paris y el más famoso investigador del mundo, estaba viniendo desde Bruselas
hasta Londres para hacer el arresto más grande del siglo.
Flambeau estaba en Inglaterra. La policía de tres
países lo había rastreado desde Ghent hasta Bruselas y desde allí hasta
Holanda. Se presumía que intentaría aprovecharse de la confusión del Congreso
Eucarístico que tenía lugar en Londres.
En sus mejores días Flambeau era una figura tan
conocida como el káiser. Casi todas las mañanas los periódicos anunciaban una fechoría
después de la otra. Era un gascón de estatura gigantesca y audacia singular. Capaz
de realizar acrobacias asombrosas podía saltar como un saltamontes.
Father Brown in Case Closed |
Pero, ¿cómo iba a encontrarlo? Las ideas del gran
Valentín todavía no estaban seguras.
Una cosa era cierta de este Flambeau. Con toda su
capacidad para disfrazarse no podía esconder su gran estatura.
De la gente que viajara con él había un oficial del
tren de baja estatura viajando hasta el final, tres jardineros bastante bajos,
una muy pequeña dama, viuda, viajando desde un pequeño pueblo de Essex, y un
cura católico bastante bajo que viajaba desde una pequeña villa de Essex.
El cura tenía una cara redonda y ojos tan vacíos
como el Mar del Norte. Llevaba varios paquetes envueltos con papel marrón.
Valentín era un escéptico al estilo francés y no
amaba a los curas.
El cura llevaba un viejo paraguas, que se le caía
permanentemente. Comentaba a quién lo quisiera escuchar que llevaba algo de
plata con piedras azules en uno de los paquetes.
Valentín se dirigió a Scotland Yard para regularizar
su situación y arreglar la ayuda que pudiera necesitar. Cuando investigaba
trataba de seguir la razón, pero en casos como este podía seguir fríamente lo
no razonable. En lugar de ir a los lugares correctos, bancos, estaciones de policía,
se dirigía sistemáticamente a los lugares equivocados, golpeaba en cualquier
casa vacía, doblaba en cualquier esquina, caminaba cada callejuela bloqueada
con basura.
Algo le extrañó en la conformación de las escaleras
del negocio, algo acerca de la quietud y extrañeza del restaurant.
Subió las escaleras y se sentó a una mesa al lado de
la ventana. Pidió una taza de café negro. Había pasado media mañana y todavía
no había desayunado.
Procedió a revolver el azúcar en su café, pensando
acerca de Flambeau. Recordó como había escapado. Se llevó el café a sus labios
lentamente y lo bajó rápidamente. Le había puesto sal. Observó el contenedor de
donde había puesto la sal. Era efectivamente una azucarera. Se preguntó por qué
pondrían sal en ese lugar.
Al reclamar el mozo le aseguró que no habían tenido
ninguna intención de jugar una broma, mientras miraba extrañado la azucarera
que contenía la sal. Se excusó y retornó unos segundos después con el
propietario. Este también examinó la azucarera y el salero. Se mostró
extrañado.
De pronto el mozo pareció recordar algo.
“Pienso que fue uno de esos dos curas”
“Los dos curas que tiraron sopa a la pared”
“Los curas vinieron temprano y ordenaron sopa. Eran
muy callados, gente respetable. Uno de ellos pagó la cuenta y salió. El otro se
demoró un poco acomodando sus cosas. Al salir regó el contenido que había
estado tomando en la pared.”
El propietario del lugar había estado en el fondo
por lo que cuando escuchó el ruido salió, vio el desorden y quiso alcanzar a
los curas pero estos ya habían doblado en Carstairs.
El detective se calzó su sombrero y decidió seguir
esa extraña actitud. Pagó la cuenta y se encontró caminando en la otra cuadra…
(de El Padre Brown, de G.K.
Chesterton)
El
Padre Brown es un personaje de ficción creado por
el novelista ingles G.K.Chesterton, que protagoniza sus cuentos de detectives. Chesterton
basó su personaje en el padre John O´Connor, de Bradford que ayudó a la
conversión de Chesterton al catolicismo en 1922.
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De
la web
Father Brown, 1954. Starred
by Alec Guiness the film is a remake of the 1934 Paramount Pictures.
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