La novela de Anthony Hope “El Prisionero de Zenda” describe las aventuras de Rudolf
Rassendylls en su viaje a un imaginario país, Ruritania. Fue publicada en 1894
y fue un éxito en su época. Fue adaptada para el teatro y luego para el cine.
Rudolf, un aristocrático caballero inglés, muy bien
conectado y educado, terminaba de comer. Rose, su cuñada, había estado muy
inoportuna con sus pedidos. La dama pensaba que Rudolf debía aprovecharse,
salir a realizar alguna actividad. Jacob Borrodaile podría ser nombrado embajador
y elegir a Rudolf como su attaché.
Físicamente Rudolf era pelirrojo y de nariz grande,
cuando la mayoría de los miembros de la familia Rassendylls tenían cabellos
negros.
Recordaron la historia de un rey de Ruritania,
Rudolf III, que en una ocasión había
visitado Inglaterra. Este Rudolf era pelirrojo y de nariz prominente. Por algún
motivo, que nadie supo, este rey se batió en duelo con James, un antepasado de
nuestro Rudolf. El resultado fue que el rey fue herido y regresó a su país.
James falleció unos meses después y Amelia, la esposa de James, tuvo un hijo
más adelante.
Rudolf pensó que sería una buena idea viajar por un
tiempo. Decidió trasladarse a Ruritania y presenciar la coronación de Rudolf V.
“Decidí parar en Paris por un día. Me hospedé en El
Continental, comimos junto a George Featherly en Durand´s, fuimos a la ópera,
cenamos un poco y después nos reunimos con Bertram Bertand corresponsal de The
Critic en París.
Bertram estuvo silencioso hasta que contó que estaba
enamorado, de una chica llamada Antoinette De Mauban. Ella era ambiciosa y al
parecer tenía un romance con el Duque de Strelsau. El duque se dirigía a
Ruritania, era hijo del extinto rey, en un segundo matrimonio, a ver la
coronación del nuevo rey.”
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