Determinado a ser actor.
Llega un momento en la vida de todo hombre cuando siente que nació para
ser actor. Algo en su interior le dice que es el elegido, que un día sacudirá
al mundo. Arde en deseo de mostrar cómo deben ser hechas las cosas y en ganar
un salario de trescientos a la semana.
Esta clase de cosas
generalmente llegan al hombre cuando tiene aproximadamente diecinueve años y
dura hasta que tiene cerca de veinte. No lo sabe en ese momento. Piensa que
tiene una inspiración, una clase de llamado solemne, que sería inmoral no
prestar atención; y cuando encuentra que hay obstáculos en camino a su
aparición en Hamlet como personaje principal en el West-end, se siente
devastado.
Yo personalmente me encontré en esta situación. Estaba en el
teatro una noche para ver Romeo y Julieta cuando cruzó mi mente repentinamente
que esa era mi vocación. Pensé que la actuación solo se trataba de hacer el
amor en calzas a hermosas mujeres y me hice al propósito de dedicar mi vida a
ello. Cuando comuniqué mi heroica resolución a mis amigos me dijeron algunas
cosas. Me llamaron tonto y opinaron que siempre pensaron que era una persona sensible, aunque fue la primera
vez que escuché eso.
Pero no iba a dar
marcha atrás en mi propósito. Comencé por estudiar a los grandes dramaturgos
británicos. Sabía que alguna clase de preparación era necesaria y, por el
momento, no podía hacer nada mejor que eso. Entonces leí cada palabra de
Shakespeare, con notas, lo que lo hizo más incomprensible, Ben Jonson, Beaumont
y Fletcher, Sheridan, Goldsmith, y Lord Lytton. Esto me acercó a un estado
mental cercano a lo insano. Con otro dramaturgo estándar me hubiera vuelto
completamente loco, de eso estoy seguro. Pensando que un cambio me haría bien
me dediqué a las farsas y al burlesque, aunque las encontré más deprimentes que
a las tragedias.
Entonces la idea
comenzó a tomar cuerpo en mí, la vida del actor no debe ser una vida feliz.
Cuando me estaba haciendo más y más pesimista, sin embargo, me encontré un
librito sobre el arte de maquillarse y esto me resucitó.
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