Julio 7, 17-
Señora Saville,
Inglaterra
Unas pocas líneas
para contarte que estoy bien y bastante avanzado en mi viaje. Mis hombres son
valientes y los hielos que flotan a nuestro alrededor no parecen afectarlos. Ya
alcanzamos una gran altitud, pero como es verano, y aunque no tan caliente como
en Inglaterra, los vientos del sur traen un grado de calor que no esperaba.
Ningún accidente
ocurrió hasta ahora que sea significativo. La falta de viento o una que otra
filtración son cosas que todo navegante no toma en cuenta.
Adiós, mí querida
hermana. Ten por seguro que no voy a buscar el peligro. Voy a ser perseverante
y prudente…
… una extraña vista de pronto atrajo nuestra atención. Percibimos un
carruaje bajo fijado a un trineo y tirado por perros, pasar hacia el norte, a
una distancia de media milla. Algo que
tenía la forma de un hombre, aparentemente de medidas gigantescas, guiaba a los
perros. Observamos el rápido progreso del viajero con nuestros telescopios
hasta que se perdió en las irregularidades del hielo… encerrados por el hielo
era imposible seguirlo. Antes del anochecer el hielo se rompió y liberó nuestro
barco. Nosotros, sin embargo, permanecimos en el lugar hasta la mañana,
temiendo encontrar en la oscuridad algún iceberg.
En la mañana, tan pronto como hubo luz, fui hasta el puente. Todos los
marineros estaban en un lado del barco hablando con alguien en el mar. Era un
trineo, como el que habíamos visto antes, que había flotado hacia nosotros en
la noche en un gran fragmento de hielo. Solo un perro permanecía con vida y un
ser humano que los marineros trataban de convencer que subiera a bordo. No era,
como el otro viajero parecía ser, un salvaje. Este parecía europeo…
Sus miembros estaban prácticamente congelados y su cuerpo delgado por la
fatiga y el sufrimiento. Nunca había visto a alguien en tan terribles
condiciones. Lo llevamos al puente donde lo friccionamos con brandy y lo
obligamos a beber un poco. Tan pronto como recobró el conocimiento lo envolvimos
en mantas y lo pusimos cerca de la chimenea en la estufa de la cocina. Poco a
poco fue recuperando el conocimiento y probó un poco de sopa…
Tan pronto como se recuperó un poco lo hice llevar a mi cabina y traté
de atenderlo lo mejor que pude. Nunca había visto una criatura tan interesante:
sus ojos parecían algo salvajes, pero cuando alguien hacía un acto bondadoso su
cara se aflojaba y se iluminaba mostrando benevolencia. Pero en general era melancólico.
El hombre contó que venía en persecución de otro hombre. Al enterarse
que habíamos visto un trineo el día anterior hizo todo tipo de preguntas hasta
que pudo saciar su curiosidad.
El extraño ha ido recuperando su salud pero se muestra silencioso e
intranquilo cuando alguien aparte de mí entra en la cabina. He comenzado a
tomarle cariño y su constante amargura me llena de compasión. Debe haber sido
una persona noble en sus mejores días…
Agosto 13, 17—
El afecto por mi invitado aumenta día a
día. Es tan amable y tan sabio… y cuando habla lo hace con una elocuencia
singular. Ahora está mejor y pasa bastante tiempo en el puente, aparentemente
buscando el trineo que lo precedió. Aunque triste también se interesa por los
proyectos de los otros. He conversado frecuentemente sobre mis proyectos.
Atendió mis argumentos y los detalles de mi empresa. Su atención me dio lugar a
expandirme con libertad y le he manifestado que no me importaría sacrificar una
vida para lograr el éxito. Al principio me pareció ver que su rostro se modificaba
y algunas lágrimas aparecían en sus ojos: “¡Infeliz! ¿Compartes mi locura? ¡Déjame
revelarte mi historia!”
Sus palabras aumentaron mi curiosidad
pero la angustia debilitó al extraño y varias horas de reposo y conversación
tranquila fue necesaria para restaurar sus fuerzas… (Traducción/adaptación propia)
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